Fuente: Gaceta UNAM

Por: Daniela Dueñas/CIGU

Como parte de las actividades por el Día Internacional de las Mujeres, las Jóvenes y las Niñas en la Ciencia, el pasado 11 de febrero se dio cita, en el Pabellón Nacional de la Biodiversidad, un grupo de destacadas científicas pertenecientes a los 12 institutos del Subsistema de la Investigación Científica de la UNAM, con la finalidad de fomentar el intercambio de preguntas y respuestas sobre ciencia y su experiencia como mujeres profesionistas, a través de un diálogo directo con niñas y adolescentes que asistieron en compañía de su familia.

Cada una de ellas proviene de distintas disciplinas y desde su quehacer científico y académico sumaron esfuerzos para afrontar un reto que atañe a todas: fomentar las vocaciones científicas.

Rompiendo todo esquema, las científicas se encontraban sentadas en círculo sobre la alfombra, mismos que se volvían cada vez más grandes a medida que las niñas y jóvenes se sentaban a su lado para compartir inquietudes sobre el quehacer científico. Para quien sólo arribó al lugar sin tener referencia del evento, bien podría haber pensado que se trataba de una exposición más, ya sea de pequeñas tribus compartiendo sabiduría generacional o bien, pequeñas células que no dejaban de moverse para intercambiar información y material.

De manera horizontal y cercana, al pasar de un grupo a otro, se escuchaban los consejos y llamados por parte de las científicas y se generó un diálogo entre pares que permitió el interés y enriquecimiento mutuo.

Algunas de las ideas que pudieron compartir las científicas con sus jóvenes espectadores fueron: la importancia de trabajar de manera colaborativa e interdisciplinaria, la promoción y fortalecimiento del trabajo entre mujeres, y la necesidad de incorporar estrategias de búsqueda de fondos y apoyos económicos para su preparación académica, de tal forma que esto no limite su desarrollo científico y expanda sus horizontes no sólo territoriales sino de todo aquello que les aleje de la posibilidad de concebirse como parte de la comunidad científica.

Testimonios como el de Socorro Valdez Rodríguez, Biofísica y científica de Materiales, quien actualmente se desempeña en el Instituto de Ciencias Físicas, lograron llevar la ciencia a lo más tangible e inteligible, pues ella destacó que, sin los descubrimientos de científicas de generaciones pasadas como Marie Curie, no sería posible que existieran dispositivos tan comunes como lo son los teléfonos celulares y computadoras; subrayó así la necesidad de que nuevas generaciones continúen involucrándose y desarrollando su capacidad de cuestionar, indagar y experimentar, a fin de hacer crecer el conocimiento científico.

Por su parte, algunas madres y padres de familia que se encontraban en el evento expresaron que este tipo de acercamientos y conversatorios entre infancias y la comunidad científica resultan necesarios para enriquecer el desarrollo e interés por la ciencia en las nuevas generaciones.

Al término del evento, algunas de las científicas presentes expresaron que el encuentro resultó un desafío debido a que fue necesario repensar cómo poder comunicar sus experiencias y conocimientos desde un lenguaje sencillo, pero no por ello carente de sentido y relevancia, puesto que se encontraban con cuestionamientos de mentes ávidas de saberes y capaces de soltar las preguntas más inesperadas, tal como le sucedió a Ana Cecilia Noguez Garrido, directora del Instituto de Física, a quien preguntaron “¿cuál es el misterio más grande del universo?”.

La ciencia se nutre de preguntas y en este encuentro convivieron de la mano la curiosidad y la experiencia para generar un espacio hecho para reflexionar y dialogar en conjunto.