Isadora Duncan: Bailarina revolucionaria

Texto: Fernanda de Garay (FFyL). Imagen: Romina Pinet (FA).

Isadora Duncan nació en el año 1878 en San Francisco, California. Es considerada una leyenda de la danza clásica por crear un ambiente estético novedoso y reivindicar el culto y la naturaleza del cuerpo lejos de los martirios a los que puede someterse por seguir de manera estricta la técnica de la danza clásica.

Desde pequeña tuvo una gran sensibilidad artística, por lo que decide desde los cinco años que su pasión era la danza. Es así como empieza su historia de líder, artista, y apasionada de los movimientos guiados por el alma. Con tan sólo diez años, decide darle tiempo completo a la danza y a enseñar dicho arte por todo San Francisco.

A lo largo de su vida, llevó su arte desde Chicago, Nueva York, Londres, Berlín, Viena, hasta desembocar como solista en la ciudad de Budapest. También creó escuelas en Francia, Alemania y Rusia. No solamente innovó un estilo propio, también fue una revolucionaria opositora a las antiguas y tradicionales técnicas de la enseñanza. Logró liberar al arte de toda rienda y exponer al mundo su propia visión.

Con movimientos completamente libres y fluidos, cubría su cuerpo solamente con velos transparentes y expresaba lo que su alma le dictara al cuerpo

Con cierto rechazo a la danza académica y mucha pasión por el baile griego, Duncan se levanta para crear la revolución de la danza, donde se puede exponer la libre interpretación de partituras no escritas para ser bailadas. Es esta expresión poética y propia lo que da paso a lo que actualmente conocemos como danza contemporánea.

 

Madre, pionera, innovadora, escritora, artista y revolucionaria feminista, Duncan relata sus actuaciones, relaciones, y aventuras en su obra autobiográfica Mi vida. ahí podemos también apreciar su lucha por los derechos con perspectiva de género al amar de manera libre y comprobando que las mujeres también pueden financiarse una carrera de manera autónoma. Isadora fue fiel creyente de la Revolución Rusa, y mientras vivió en la Unión Soviética financió escuelas para niñas de la clase obrera.

Isadora encontró en el arte un remanso para consolarse y encontrar paz luego de la muerte de sus dos pequeños hijos, así que dedicó lo que quedó de su vida a él, lo que narró en su libro póstumo El arte de la danza.

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Gloria Contreras y la danza en México, donde conocerás más sobre una coreógrafa dedicada a crear un estilo único que se desprendió de lo clásico para asumir una postura social y política.