Día Internacional de la enfermera.

La lucha por el reconocimiento vs la subordinación patriarcal en el sector médico.

Por: Andrea Peña Paz (FCPyS) y Vianey Mejía (FFyL)

Históricamente la enfermería se ha relacionado con las mujeres debido a los roles de género establecidos culturalmente respecto al trabajo de cuidados. El estigma de sumisión, invisibilidad, reclusión y la falta de prestigio social hacia la enfermería impidieron a lo largo de los años la profesionalización y reconocimiento de ésta, fomentando así desigualdades sociales dentro del sector médico hacia las personas que se dedican a ella. 

El machismo y la misoginia han construido un imaginario en el que se infravalora todo lo relacionado con lo femenino. De esta manera, el trabajo médico que han realizado las y los enfermeros ha sido demeritado histórica, económica y socialmente. 

La enfermería como profesión y no un rol de género

La falta de institucionalización de la enfermería en las universidades fue un síntoma más de esta ausencia en el reconocimiento hacia el trabajo que en su gran mayoría realizaban las mujeres. Fue hasta 1860 que Florence Nightingale se dedicó a la instauración de  un método científico en los cuidados de la enfermería e incursionó en la formación de enfermeras en escuelas. 

 

La observación indica cómo está el paciente, la reflexión indica qué hay que hacer, la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar.

-Florence Nightingale, Notas sobre hospitales (1863)

 

La guerra de Crimea (1853-1856) estaba en pie cuando Florence, junto con un equipo de 38 enfermeras voluntarias y entrenadas por ella, viajaron al frente para atender a los heridos británicos. En su arribo, Florence se encontró con una nula atención médica de calidad por la falta de personal, medidas sanitarias e incluso alimentos hacia los enfermos. 

La huella de Florence Nightingale

Después de la guerra, el panorama desolador al que se enfrentó Nightingale, la impulsó a  solicitar ante la Corte Real un sistema de reformas en los centros hospitalarios, las cuales comenzaron a realizarse ese mismo año.  Asimismo, en 1860 inauguró una Escuela de Adiestramiento de Enfermeras en el Hospital de St. Thomas, institucionalizando así una profesión que carecía de reconocimiento por ser considerada femenina. 

Hoy en día, la lucha de Florence nos recuerda la relevancia del papel de las enfermeras en el sector médico ya que la labor de cuidado no debe de considerarse subordinada con respecto a otras, ni mucho menos como una acción voluntaria, o caritativa que no merece ser integrada a los presupuestos y planeación de las políticas públicas.

Las labores de cuidado como las que desempeñan las y los profesionales de la Enfermería deben ser remuneradas y valoradas.

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