“El que carezcamos de salario como resultado del trabajo que llevamos a cabo en los hogares ha
sido también la causa principal de nuestra debilidad en el mercado laboral.”

Silvia Federeci

Texto: Coyolxauhqui Sánchez (FCPyS)

A partir del año 2020, se hizo oficial que el 18 de septiembre de cada año se conmemore el Día Internacional de la Igualdad Salarial con el objetivo de visibilizar la desigualdad económica que existe por género. Esto debido a que, de acuerdo con la ONU, las mujeres resultaron ser un sector más susceptible para caer en pobreza extrema a causa de la pandemia por Covid-19 al percibir un salario injusto y menor oportunidad de acceder a puestos de mayor rango.

Según la OXFAM, el 58% de las personas en situación de vulnerabilidad laboral y el 64% de las personas trabajadoras con un salario inferior son mujeres. Es decir, para alcanzar igualdad salarial, las mujeres tendrían que trabajar bajo un esquema en el que los meses estuvieran formados por 35 días.

 Y no sólo eso, el alto porcentaje de empleos feminizados también es una de las mayores problemáticas que existe en la desigualdad salarial. Si bien, la oportunidad de tener un empleo y salario digno ya es difícil para las mujeres, cuando existe este acceso predominan los empleos feminizados como la limpieza, los cuidados y los trabajos domésticos.

 De esta manera se frenan las oportunidades para que las mujeres logren acceder a otros puestos, como científicas, líderes, cargos gerenciales, directivos o de alto rango, los cuales son mayormente ocupados por hombres en todo el mundo.

 El cáncer del trabajo doméstico no remunerado

Comencemos por el principio, la mayoría de las personas decimos “tareas domésticas” en lugar de trabajo doméstico, ya que la primera demanda una obligación y la segunda un salario, el cual jamás ha existido, y una de las principales razones de que el trabajo doméstico no sea pagado es la dependencia salarial que existe en los roles de familia dentro de los hogares.

La dependencia salarial ha institucionalizado una desigualdad y violencia de género debido a que se ha encasillado a las mujeres como las principales responsables del cuidado del hogar, esto sucede desde que la palabra mujer es sinónimo de ama de casa y hombre es igual a proveedor, lo cual le otorga autoridad.

El patriarcado salarial afecta tanto a los hombres como a las mujeres, a los primeros por no compartir esta responsabilidad y atarse a la idea de que si un día quieren renunciar deberán pensar que su familia depende de ellos o en la nula posibilidad de acceder a trabajos de medio tiempo para cuidar de sus hijes; y la segunda a depender de un salario, trabajar sin horario y sin leyes que lo regulen, obligándola a desarrollar un sentimiento de inferioridad.

Además, las mujeres nos hemos tenido que acostumbrar a aceptar empleos en donde pagan nuestro trabajo con un salario muy bajo, teniendo que soportar consecuencias que trae consigo el abuso de poder.

 La brecha salarial por género

Esta brecha está arraigada a una violencia y desigualdad sistémica, ya que muchas de las mujeres en el mundo pertenecen a un sector laboral informal y la consecuencia más alta es que estos empleos están lejos de ser regulados por las leyes laborales, la cuales deberían garantizar un salario digno y prestaciones que dignifiquen la vida de las mujeres.

Además, la cultura organizacional de diferentes empresas ejerce una violencia hacia las mujeres cuando se encuentran en posiciones laborales igual a la de los hombres, pero con un menor sueldo. Es decir, las actividades y resultados son los mismos, pero por el simple hecho de ser mujeres el sueldo es menor.

 Esfuérzate más y ganarás más, es lo que se les dice a las mujeres que recién se incorporaron al mundo laboral debido a la falsa idea de que se deben ganar ese puesto, no por su conocimiento o habilidades, sino porque se les está dando una oportunidad y la deben aprovechar, aludiendo a que se nos hace un favor cuando accedemos a este templo, lo que desencadena  explotación laboral.

 Desventajas laborales por la maternidad

La desigualdad salarial, además de afectarnos como mujeres, nos afecta como madres. Generalmente las madres tienen sueldos menores y esto está relacionado, algunas veces, con un horario de trabajo menor con la esperanza de realizar mínimo dos jornadas laborales en un día, ya que el fin de una jornada sólo marca el inicio de la segunda, en esta ocasión en el hogar, debido a la ausencia de una figura paterna ya que las actividades de crianza no son una corresponsabilidad.

Las dobles jornadas no son el único obstáculo que existe por alcanzar una igualdad salarial, la maternidad también es una excusa que existe en el ámbito laboral para la toma de decisiones de ascensos y las prácticas de contratación, ya que suelen ser discriminatorias para las madres, negando el acceso a puestos de liderazgo con salarios altos.

La desigualdad salarial por género se encuentra por todas partes: en el deporte, investigación, sector salud, arte, cine, etc. Lamentablemente en cada una de ellas la brecha salarial existe porque es una violencia sistemática y estructural.

Fechas como esta nos ayudan a reflexionar y visibilizar este problema. Si tú conoces alguna acción o institución que ponga en práctica acciones para erradicar la desigualdad salarial cuéntanos en los comentarios.