«La maestra que atiende a migrantes…»
Sarahí Hernández les ofrece servicio médico gratuito y apoyos diversos en su clínica de Ciudad Nezahualcóyotl
Fuente: Gaceta UNAM May 16, 2024
“Para mí dar clases es una bendición, me mantiene preparada y actualizada en distintos temas, y sobre todo me emociona la idea de preparar a los futuros profesionales de la salud de este país, y cada vez necesitamos más. Parte de nuestra formación como médicas y médicos, además de la investigación y la docencia, es el servicio a la comunidad.”
Además de sus labores docentes, Hernández Pacheco tiene una clínica particular en Ciudad Nezahualcóyotl, donde ofrece atención médica gratuita, comida y trabajo a migrantes, y les ayuda a encontrar dónde vivir en lo que esperan que las autoridades les resuelvan su estatus como refugiados.
Mientras asea su habitación, Gabriel Toussaint recuerda que llegó a México el 26 de octubre de 2023, y que su travesía no fue fácil: primero tomó un avión desde su país natal, Haití, hacia Nicaragua, para después viajar en autobús a Honduras, luego a Guatemala y, por último, a Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
Hoy vive en una habitación de cuatro por cinco metros cuadrados con dos camas, un baño, una estufa eléctrica y una mochila en la que caben todas sus pertenencias. Ese mismo cuarto ha llegado a albergar hasta a 18 migrantes, todos con la misma ilusión: resolver su estatus como refugiados para retomar su camino hacia algún sitio seguro.
“Tuve que dejar Haití porque durante los últimos tres años se presentaron varios episodios de violencia: asesinatos, secuestros y hasta levantones contra la población en general. Ahora estoy en espera de la autorización de Inmigración de Estados Unidos para obtener papeles y moverme hacia allá, quiero reencontrarme con mi mujer y otros miembros de mi familia.”

Toussaint forma parte de una población migrante en aumento. De acuerdo con el Boletín Anual de la Organización Internacional para las Migraciones, en 2023 arribaron a México, de forma irregular, más de 45,000 personas provenientes de Haití.
“Este fenómeno comenzó a ser notorio desde octubre, cuando comenzaron a llegar de Haití, en especial al Estado de México, por sentirse a la deriva en su país, pues no tienen presidente y aquello es tierra de nadie. Esta gente ha sido rechazada y se les complica encontrar dónde vivir o qué comer. El idioma también ha sido un problema, porque su lengua materna es el francés y muy pocos hablan español”, explica Sarahí Hernández.
“Conocemos muchas historias de personas que migran. Algunos trabajan en el aseo de casas, en lavanderías, planchadurías o en cocinas económicas. Entre las enfermedades que padecen se cuentan la hipertensión por la variación de altura entre su país y el nuestro, problemas en las vías respiratorias por el cambio de clima que experimentan a lo largo de su trayecto, lumbalgias por dormir en el suelo o infecciones urinarias.”
Hernández Pacheco aprendió francés en el CCH Oriente, cuando cursaba el bachillerato, y eso le ha permitido acercarse a sus pacientes haitianos, a conocer más de sus vidas, a empatizar con su situación e incluso a ofrecer empleo a algunos en su clínica privada. “Conforme avanzan hacia su último destino, los migrantes crean comunidades a fin de brindarse apoyo. Cuando Gabriel Toussaint llegó a la clínica fue porque alguien más le recomendó venir a atenderse una molestia que traía en ojos y cintura. Ahora él es quien les dice a sus compatriotas dónde pueden recibir atención médica gratuita”.
Sarahí Hernández proviene de una familia dedicada a la salud. Además de ser los primeros médicos de Ciudad Neza, sus padres fundaron hace 55 años una clínica en el lugar, con mucho empeño y con los recursos que tenían a mano. Décadas más tarde, ella edificaría otra justo enfrente.
“El amor por ayudar lo heredé de mis padres; no ubico un sólo momento en su casa o en sus consultorios sin gente a la que no se le apoyara. Recuerdo cuando José Luis Beltrán fundó en el municipio una unión de pacientes con VIH-sida, porque no tenían qué comer y eran discriminados. Entonces mi hermano y yo estudiábamos Medicina y fuimos a brindarles consultas gratuitas y alimento.”
Para la universitaria es mejor predicar con el ejemplo que con la palabra, por ello busca inculcar a sus estudiantes que cuando hay bonanza se debe tender una mano a quienes más lo necesitan.
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