Día de las Infancias

Por Mariana Suarez (FFyL) y Fernanda de Garay (FFyL)

El 30 de abril se celebra el Día de las Infancias, fecha que nos invita a reflexionar sobre los derechos de lxs niñxs, así como las formas en que podemos promoverlos. Lxs niñxs representan aproximadamente un tercio de la población mundial, con una cifra estimada cercana a los 2300 millones de niñxs en todo el planeta (Amnesty.org, 2023). Al ser una parte tan amplia de la población, resulta crucial proteger y garantizar sus derechos.

En México, las infancias conforman aproximadamente el 35% de la población. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), lxs niñxs son todas aquellas personas menores de 12 años, mientras que lxs adolescentes son todas aquellas que tienen entre 12 y 17 años de edad; es decir, los individuos que aún no llegan a la mayoría de edad, que en México está establecida al cumplir los 18 años.

En el marco internacional, la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989 establece los derechos universales de las infancias. Este tratado es el más ratificado del mundo, contando con la adhesión de 196 países. Su objetivo es promover la protección, crecimiento, desarrollo y participación de lxs niñxs en la sociedad. En nuestro país, los derechos de las infancias mexicanas se encuentran consagrados en la Constitución Política y deben ser garantizados por las instituciones públicas. La Constitución establece que lxs niñxs tienen derecho a que sean cubiertas sus necesidades alimentarias, sanitarias y educativas. Asimismo, la ley vigente que reconoce a las infancias como titulares de sus derechos y que garantiza el ejercicio de respeto, protección y promoción de dichos derechos es la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

¿Qué podemos hacer para garantizar los derechos de las infancias?

En aras de garantizar los derechos de lxs niñxs, es fundamental enfatizar la importancia de la educación, ya que a través de ella podemos hacer a lxs niñxs conscientes de sus derechos, así como educar a lxs adultxs a respetarlos e impulsarlos. Si bien es cierto que ciertos patrones de crianza pueden derivar de privilegios sociales, resulta importante reconocer la posibilidad de implementar una educación con enfoque de género, y los beneficios a corto y largo plazo que ésta puede tener.

La perspectiva de género nos permite visibilizar críticamente las desigualdades y jerarquías que se establecen como consecuencia de las diferencias sexuales. En los últimos años, se ha puesto de relieve la existencia de la desigualdad entre familiares. Por ejemplo, se ha observado que en gran parte de los hogares, las mujeres y niñas son las principales responsables de las actividades domésticas y de cuidado. Esto es resultado de los roles tradicionales de género, que jerarquizan y establecen desigualdades basadas en estereotipos de género. El derecho a la igualdad es importante al reflexionar en torno a la crianza libre de discriminación.

La crianza con perspectiva de género es vital para la transformación social hacia prácticas de cuidado sin estereotipos y normas sociales de género que no reproduzcan violencias que impidan el desarrollo pleno de las infancias, adolescencias, especialmente de las mujeres y personas disidentes. 

Existen diversas formas de promover una infancia libre de estereotipos y discriminación:

  • Repartición igualitaria de las actividades domésticas y de cuidado: Las labores del hogar son una responsabilidad compartida entre las personas que viven en él. Es importante enseñar a lxs niñxs que no existen labores exclusivas para un género u otro, a través del ejemplo de sus figuras parentales. De este modo, se puede contribuir positivamente a su desarrollo y es posible disminuir la internalización de roles tradicionales de género.
  • Abordaje responsable de las emociones en el hogar: Reconocer y validar los sentimientos es una forma de fomentar la equidad de género y construir nuevas masculinidades. La manifestación de las emociones no debe ser limitada o reprimida dependiendo del género. Todxs lxs niñxs tienen derecho a expresar libremente sus sentimientos y opiniones. Es responsabilidad de la familia enseñar a las infancias a reconocer y gestionar sus emociones a través de la conversación y la educación.

Es importante aprender a reconocer cuando reproducimos estereotipos y roles de género perjudiciales en nuestras prácticas de crianza. La crianza, el cuidado de calidad y el apoyo familiar son fundamentales para la vida, salud, aprendizaje, protección, bienestar social y emocional de lxs niñxs.