El largo camino al sufragio femenino en México

Por Fernanda Salazar (FES Aragón)

Hace 69 años, el 17 de octubre de 1953, se leía en el Diario Oficial lo siguiente:

“Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir”.

Las mujeres, finalmente, alcanzábamos el reconocimiento de ciudadanas, mismo que nos otorga el derecho a votar y a ser votadas en elecciones nacionales. Un año y pocos meses después, el 3 de julio de 1955, las mujeres acudieron a las urnas por primera vez a emitir su voto con el propósito de elegir Diputados Federales.

Este logro histórico para los derechos de las mujeres no se dio de la noche a la mañana, requirió la lucha de incontables mujeres decididas a la creación de un país en donde su voz fuera escuchada.

Las pioneras

En 1911 un grupo de feministas de la Ciudad de México firmaron y enviaron una carta al presidente provisional Francisco León de la Barra, donde reclamaban su derecho al voto.

Tres años después “Las Hijas de Cuauhtémoc”, una asociación femenil que comenzó a gestarse al inicio de la Revolución Mexicana, pedía la inclusión de las mujeres en la política

Los impulsos de Hermila Galindo 

En 1916, Hermila Galindo, activista feminista y secretaria particular de Venustiano Carranza, envió al partido Constituyente una solicitud para el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres con fundamento en el Plan de Guadalupe de 1913.

En la redacción de la nueva Constitución, rechazaron la petición de Hermila con el argumento de que “en el Estado las mujeres no sienten la necesidad de participar en los asuntos públicos”.

Galindo no se quedó de brazos cruzados y en 1918, con el fin de desafiar a la ley, se postuló como candidata a diputada. Ganó por mayoría de votos, pero tal como ella esperaba, el Colegio Electoral no le dio validez a su candidatura y la despojó del puesto.

Un paso adelante y tres atrás

El 18 de noviembre de 1922, Elvia Carrillo Puerto se convierte en la primera mujer mexicana electa diputada al Congreso Local en Yucatán, pero luego de dos años de servicio abandona el cargo por las constantes amenazas de muerte que recibía.

En 1923, Yucatán reconoce el voto municipal y estatal a tres mujeres elegidas para diputadas al Congreso Estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib Cicero y Beatriz Ponce. Además, Rosa Torre González fue electa para regidora en el Ayuntamiento de Mérida. Sin embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto fue asesinado, las 4 perdieron sus cargos.

En 1937 el sufragio femenino parecía un hecho: Venustiano Carranza envió una iniciativa de reforma al Artículo 34, que permitiría el voto a las mujeres. La Cámara de Diputados y Senadores y las legislaturas de los estados aprobaron la reforma, pero el Partido Nacional Revolucionario detuvo el proceso. Argumentaban que el voto de las mujeres “podría verse influenciado por los curas”.

El último pero no menos importante

No fue hasta 10 años después, el 17 de octubre de 1953, después de que la ONU hubiera llamado a los países miembros a reconocer los derechos políticos de las mujeres, que el sufragio femenino se convirtió en una realidad para las mujeres mexicanas. México fue el último país de Latinoamérica en reconocer este derecho.

69 años después podemos celebrar la lucha y logros de todas y cada una de las mujeres que exigieron el cumplimiento de nuestros derechos. Gracias a ellas, hoy somos una parte clave para la vida electoral del país.

Aunque falta mucho camino por recorrer, hoy en día las mujeres ocupan un 49.2% de la Cámara de Diputados y un 51% del Senado de la República, y la paridad de género es un principio y una regla constitucional.