En la UNAM el activismo feminista de estudiantes ha sido clave para el progreso de los derechos de las mujeres dentro de la institución. Ellas han puesto sobre la mesa denuncias de violencia de género que ya habían sido evidenciadas desde la década de 1970. Sin embargo, aunque la situación ha cambiado y se ha avanzado, aún hay mucho por hacer, consideraron académicas universitarias. 

En el conversatorio “Memoria histórica de nuestro andar feminista en la UNAM”, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), la coordinadora para la Igualdad de Género (CIGU), Norma Blazquez Graf, destacó la necesidad de seguir reforzando y consolidando la atención a la violencia, porque en México y el mundo sigue en aumento y su intensidad es cada vez mayor.

Ante ello, prosiguió, “cada una de nosotras, junto con nuestros colegas y compañeros, debemos hacer estrategias para contrarrestar esa violencia, y desde la Universidad poder hacer este cambio cultural que se necesita”. La ENTS es un ejemplo, pues en la entidad académica se ha creado, por ejemplo, la Unidad de Atención de Género, la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG), y el establecimiento de la asignatura sobre perspectiva de género.

“Me da gusto ver a esas nuevas generaciones tan sensibles, conscientes y comprometidas en continuar impulsando el avance de la igualdad, la no discriminación y no violencia en la Universidad. En la UNAM han transcurrido muchos años de lucha, pero sí se ha avanzado y eso nos debe dar satisfacción”, expuso.

Por su parte, la directora de Operación e Implementación de la Coordinación de Reforma Institucional y Prospectiva Universitaria, Leticia Cano Soriano, consideró que en cualquier escuela no debe haber violencia por razones de género, tendrían que ser los sitios más seguros para sus comunidades estudiantiles. Para ello, es fundamental la labor conjunta de alumnos, profesores, autoridades y personal administrativo, “y en este caso el trabajo académico de formación socioescolar me parece central”.

Pero también, añadió, el trabajo colegiado es de importancia, “nuestra autonomía nos brinda una perspectiva amplia para impulsarlo a través de consejos técnicos y asesores, así como el Consejo Universitario, entre otros”. En ese sentido, afirmó, el análisis, el debate, la deliberación y la toma de decisiones que realicemos deben darse a través de los cuerpos colegiados.

Un siguiente aspecto tiene que ver con lo institucional, si no existe una responsabilidad para incorporar la perspectiva de género y muchos otros temas, no podría avanzarse en ese sentido. Por fortuna, ha habido un compromiso importante de los rectores de esta casa de estudios para visibilizar y colocar el tema de género, con la creación del Programa Universitario de Estudios de Género (hoy Centro de Investigaciones y Estudios de Género), y más adelante la CIGU, por ejemplo, indicó Cano Soriano, exdirectora de la ENTS.

“Sin ese compromiso no tendríamos esas entidades universitarias, ni los Lineamientos Generales para la Igualdad de Género de la UNAM, además de una Comisión Especial de Igualdad de Género del Consejo Universitario en la que trabajamos para conformar el primer documento básico de política institucional de género en la UNAM”, puntualizó.

Asimismo, dijo, el Plan de Desarrollo Institucional (2023-2027) del Rector de la UNAM en el que, además de los ejes temáticos que se consideran, hay dos transversales: perspectiva de género y sostenibilidad. “Es magnífica la manera como podemos seguir avanzando en el trabajo, porque ya desde la propia institución y con los antecedentes mencionados vamos trazando un camino para lograrlo”.

En su oportunidad, Carmen Chávez Carapia, académica de la ENTS, destacó que, si bien el 8M es una fecha conmemorativa importante para las mujeres feministas, lo primordial es que todos los días hagamos algo por el feminismo.

En el encuentro, organizado en el marco de la Jornada Primavera Violeta, realizada por la ENTS como parte de las actividades para conmemorar el 8M, Chávez Carapia reconoció que la Universidad ha permitido a las académicas y estudiantes acercarse a la teoría feminista, al género como una categoría y hoy, como una política pública resultado de la lucha de las mujeres y feministas, buscar que las y los alumnos en la UNAM se formen con estas miradas críticas, en contra de la ideología, cultura y política “que nos ha venido formando y lo sigue haciendo”.

Resaltó que sin el activismo feminista de estudiantes y académicas de la UNAM no habrían sido posibles las acciones y políticas institucionales de género que hoy existen, estas “responderán a un planteamiento, a una necesidad y a un reclamo, y si nosotros no lo hubiéramos demandado, quién sabe cómo estaríamos”.

Señaló que el activismo feminista no sólo es universitario, sino nacional y global; no estamos solas, ni en esta Escuela, ni en esta Universidad, ni en este país.