«¿CÓMO IDENTIFICAR Y PROTEGERSE DEL CIBERACOSO?»

Fuente: UNAM Global Mar 5, 2025

• Es necesario que las mujeres se reapropien de ese ámbito y ejerzan libremente sus derechos a la información y comunicación

El avance tecnológico trae consigo nuevas herramientas que las mujeres emplean para aprender, trabajar, interactuar, comunicar y protestar, pero también se han convertido en una extensión de esa violencia machista, sexista y misógina tan extendida en el país.

Según el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2023, del INEGI, 10.3 millones de mexicanas de 12 años o más fueron víctimas de acoso en línea. Por ello, es preciso contar con instrumentos para prevenir la violencia digital, saber actuar frente a ella y apoyar a quien la experimenta, y en la colectiva ciber y transfeminista Luchadoras han hecho una amplia labor al respecto.

“Nuestro objetivo es ser un espacio amigable, de cuidado, gozo, juego y aprendizaje donde se pueda cuestionar, pensar y construir una internet feminista y disidente para habitar esos lugares de manera digna, libre y sin miedo”, comparte Ixchel García, responsable de investigación en dicho proyecto.

Por su parte, Luz María Garay Cruz, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y de la Universidad Pedagógica Nacional, expone que atender este tema requiere visibilizar, problematizar y, en especial, comprender su materialidad, es decir, entender de qué forma atraviesa el cuerpo de las mujeres.

Identificar y nombrar

La violencia digital, conocida también como “en línea” o “cibernética”, es un término construido recientemente para identificar prácticas ocurridas en ese ámbito y que reproducen la que sucede a nivel estructural y físico.

La académica de la FCPyS refiere que dichas violencias son todas aquellas acciones que afectan a las mujeres y las llevan a un espacio de humillación, sumisión y vergüenza sólo por su condición de género. “Más allá de definirla o tipificarla, lo importante es comprender que se trata de algo real para entender su impacto. Lo digital permite una reproducción y viralidad de los ataques y esto tiene consecuencias en el cuerpo”.

La académica detalla que quienes la han padecido relatan haber presentado náuseas, dolor de cabeza, ataques de ansiedad, depresión, y que incluso algunas se cambiaron de casa, turno escolar y, en casos extremos (en especial jóvenes y adolescentes), atentaron contra su vida.

En 2012 surgió Luchadoras, un proyecto en el que sus fundadoras: Lulú, Anaís, Eve y Perla, plantearon un programa televisivo en la web, enfocado en noticias sobre mujeres. Con el tiempo se impulsaron nuevas ideas.

“Nos nombramos como una colectiva ciberfeminista y transfeminista que habita lo digital y lo físico. Mediante dos programas (mediactivismo e internet feminista) organizamos talleres, campañas, difundimos información, generamos contranarrativas y hacemos incidencia con las plataformas”, explica Ixchel.

De esa forma han hecho frente a diversas problemáticas, entre ellas la violencia digital. En 2017, junto a SocialTIC y la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, a través de un taller con periodistas y activistas elaboraron una tipología para identificarla y nombrarla, que puede dividirse en 13 categorías:

Acceso o control no autorizado; monitoreo y rastreo; control y manipulación de la información; suplantación y robo de identidad; expresiones discriminatorias; acoso; amenazas; desprestigio; extorsión; difusión de información personal o íntima; abuso sexual relacionado a la tecnología; afectaciones a canales de expresión, y omisiones por parte de actores con poder regulatorio.

Con base en información del MOCIBA 2023, en México 18.4 millones de personas usuarias de internet, mayores de 12 años, fueron víctimas de ciberacoso. De ese total, 10.3 millones eran mujeres. Entre los grupos de edad de 12 a 19 años y de 20 a 29, se registró una alta prevalencia.

En comparación con los hombres, más mujeres vivieron situaciones como recibir contenido, insinuaciones o propuestas sexuales. Con mayor frecuencia ellas experimentaron el rastreo de sus cuentas o sitios web, llamadas ofensivas, publicación o venta de imágenes o videos de contenido sexual y amenazas sobre dar a conocer información personal, audios o videos para extorsionar.

“Cualquiera puede sufrir, por ejemplo, suplantación de identidad. Sin embargo, datos como los de MOCIBA muestran una marcada violencia machista, misógina y sexual contra nosotras”, expresa Luz María Garay.

“El anonimato en redes sociales ha favorecido que hombres adultos se hagan pasar por jóvenes y lleven a cabo grooming, práctica consistente en convencer, sobre todo a niñas y adolescentes, de conversar para obtener información, pedirles fotografías íntimas o enviarles imágenes sexuales no solicitadas para después extorsionarlas con amenazas de evidenciarlas ante sus padres, maestros o amigos”.

Esto puede derivar en delitos como la desaparición. Garay recuerda que en el libro La fosa de agua, de Lydiette Carrión, la periodista relata los casos de niñas y adolescentes que, mediante engaños de varones en edad adulta, eran enganchadas en una aparente “relación” para convencerlas de verse en algún sitio.

“Es un tema multifactorial y tendríamos que entender muchas cosas alrededor de él, pero lo cierto es que, en especial, entre los 12 y 16 años, no siempre se cuenta con información de seguridad digital o autocuidado y, cuando se sufre esto, no se dice por pena, miedo o culpa”.

Por ello se requieren herramientas de prevención y atención. En 2020 Luchadoras creó la Línea de Apoyo (LA) contra la violencia digital, que considera una metodología integral de acompañamiento transfeminista desde la parte técnica, psicoemocional, legal y de contención.

“Se pensó mucho en ser como una amiga que te escucha. Esta labor es muy demandante, pues somos un grupo pequeño y se requiere una presencia humana y no automatizada”, señala Ixchel.

A partir de esta iniciativa han realizado investigación e informes públicos.

El primero, de 2021, se titula Frente al amor tóxico virtual: Un año de la Línea de Apoyo contra la violencia digital y ahí se documenta que las principales agresiones detectadas tenían que ver con amenazas o difusión de contenido íntimo sin consentimiento e identificaron que los agresores, cuando las víctimas los conocían, eran principalmente sus exparejas.

“En el informe más reciente, de 2024, se observa que aunque ésas siguen siendo las más recurrentes, también han crecido las que son por parte de grupos organizados para desprestigiar a una mujer o disidencia, la desinformación y los discursos de odio. Esto es muy importante porque tiene que ver con el crecimiento de la inteligencia artificial,” indica Ixchel.

Prevenir y atender

A partir de investigar y trabajar para un proyecto actual de prevención de violencia digital en universitarias, Luz María Garay encontró que una de las cosas que más le reportaban las jóvenes es que, al hablar de sus vivencias, nadie les creía y las desestimaban bajo el argumento de que todo fue en internet y que “no es real, no te pegó, agredió o te tocó”.

Esto es señal de que aún hace falta problematizar y comprender el asunto. “Por fortuna, cada vez hay más organizaciones preocupadas por colocar este tema en la discusión pública y visibilizarlo. La labor de Luchadoras, SocialTIC y Cultivando Género, por nombrar algunas, es crucial porque ocupan espacios que, por distintas razones, las instituciones de gobierno y universidades no cubren por no darse abasto”.

Ixchel enfatiza que, de entre los aprendizajes obtenidos a partir de la puesta en marcha de la LA, están el conocer los procesos legales aplicables en el renglón, aprender a acompañar una denuncia y tener una mirada crítica respecto a la estructura de las legislaciones, las palabras y conceptos utilizados (como desnudez, pornografía o consentimiento).

“Si no se plantean desde un lugar no abolicionista ni con una perspectiva amplia sobre la autonomía y la agencia de las personas, todo resulta engañoso y puede hacernos pensar que estamos protegidas. En el informe: Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México analizamos las legislaciones sobre la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento y constatamos que más leyes no equivalen a mayor justicia. Requerimos procesos desde la prevención, atención, acompañamiento y educación en derechos digitales”.

La académica y la colectiva coinciden en que es fundamental que las mujeres se reapropien de esos espacios. “La información y comunicación son derechos humanos. Para ejercerlos hay que desarrollar habilidades digitales en tres niveles: instrumental (aprender a utilizar la tecnología y aprovechar sus ventajas); cognitiva-crítica (comprender mejor la información e identificar sesgos de género, discursos de odio y situaciones en las que se recibe violencia), y digital-comunicativa (conocer los lenguajes y producir contenidos propios)”, propone Garay.

Autocuidado en la red

Luchadoras busca generar incidencia mediante el diálogo con diversas plataformas —sobre todo sociodigitales— sobre las necesidades existentes, las normas comunitarias injustas y las mejoras que deberían instrumentarse en protocolos, y a través del contenido que crean y publican sobre autocuidados, mismos que consideran como un menú del que, cada quien, de forma libre y autónoma, elige qué tomar.

Algunos de sus consejos son:

• Tener contraseñas seguras y que no se repitan en aparatos tecnológicos y cuentas. Combinar caracteres, mayúsculas, minúsculas y números (ejemplo: AQu3l.v3raNo).
• No aceptar todas las cookies de las páginas a las que se ingresa. Revisar y rechazar las que no te parezcan.
• Usar plataformas alternativas o de cifrado.
• Poner perfiles privados si lo deseas. Revisar cómo funcionan las normas comunitarias de las plataformas y bloquear rastreadores.

También son partidarias de la importancia del placer y el goce, por lo que han ofrecido talleres para tener un sexting seguro. En estos abordan cómo generar acuerdos sobre la app de mensajería que se utilizará, cómo será el envío, recepción y almacenamiento del contenido, técnicas para mantener el anonimato y cómo desindexar información.

Ante la suplantación o falsificación de tu identidad, o el contacto mediante identidades falsas, recomiendan reportar a:

• Servicio de ayuda en Instagram: https://help.instagram.com/446663175382270/.
• Relacionado a un sitio web en Wix: https://support.wix.com/es/article/denunciar-contenido-abusivo..
• Cuenta en TikTok: https://support.tiktok.com/es/safety-hc/report-a-problem/report-a-user.

Si se difunde tu información personal o íntima, algunas opciones son:

• https://stopncii.org/.
• Reportar contenido de menores de edad https://www.missingkids.org/es/home.
• https://takeitdown.ncmec.org/es/
.
• Reporte por abuso (sin consentimiento) https://info.xvideos.net/takedown-amateur.

En caso de acoso o expresiones discriminatorias y mensajes ofensivos, que reproducen desigualdades, menosprecian o insultan, reporta en:

• Facebook: https://www.facebook.com/help/1126628984024935/?locale=es_LA.
• X (antes Twitter): https://help.x.com/es/forms/safety-and-sensitive-content/private-information.
• TikTok: https://support.tiktok.com/es/safety-hc/report-a-problem.

“Lo que hacemos en Luchadoras es parte de esta idea de hackear esos sistemas y el internet, como lo conocemos, para destruirlo, reimaginarlo y hacerlo más digno y gozoso para todes”, apunta Ixchel.

“Cada una de nosotras tenemos derecho a colocar nuestros mensajes, ideas y participar en el espacio digital, por eso necesitamos tomarnos muy en serio su reapropiación”, concluye la profesora Garay.