Día 1 de activismo: «Ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista»
Por Vianey Mejía (FFyL)
En este primer día de la campaña de 16 días de activismo en el marco del 25N, te contaremos sobre las resistencias que llevan a cabo las mujeres originarias, es decir aquellas mujeres cuyos ancestros llevan milenios habitando el territorio donde ellas nacieron. Un ejemplo de esto pueden ser las mujeres mayas, cuyo pueblo lleva viviendo en el sureste de México desde hace aproximadamente 4,000 años.
¿Por qué es relevante hablar de esto?
Pareciera que no tiene mucho sentido pensar sobre qué pueblo llegó antes o después a la tierra que hoy ocupamos, sin embargo, si analizamos un poco lo que significa para estos pueblos el habitar un espacio del que después fueron despojados por otras personas, las cosas son diferentes.
Pensemos en que el pueblo español de las épocas que conocemos como “Renacimiento” y “Modernidad temprana” (siglos XV y XVI) llegó a invadir a los pueblos que vivían en lo que hoy es el continente americano, violaron, masacraron, torturaron, asesinaron y esclavizaron a la gente que encontraron aquí. Y a lo largo de muchos años se encargaron de hacerles creer que todo lo que era suyo, es decir, sus dioses, su escritura, sus lenguas, su conteo del tiempo, su piel, su aspecto… estaba mal y debía ser eliminado.
Es por ello que las lenguas indígenas en México están muriendo, así como sus leyendas, tradiciones y ritos. Según datos del INEGI, para el 2022 hubo registro de 23 millones de personas que se autoidentifican como indígenas, de las cuales menos de la tercera parte hablan una lengua originaria.
Las cosas siguieron su curso y a los pueblos indígenas no les quedó más que resistir. Se impusieron otros modos de vida, de producir bienes, de hacer dinero, de hablar, de pensar, de sentir. Con las conquistas europeas que se siguieron unas sobre otras, poco a poco el mundo se fue unificando y a cada habitante suyo se le ordenó encajar en este nuevo mundo que no admitía diversidad en muchos aspectos: la gente era castigada por conservar a sus dioses, por seguir hablando su lengua, por seguir luciendo como sus ancestros.
Pronto el sistema de producción capitalista convenció a los conquistadores de otros pueblos que el capitalismo era el mejor sistema para producir bienes en el mundo. Es probable que se convencieron tan rápido de esto porque habían probado a la explotación-esclavitud como un sistema eficiente que permite ganar a costa de otros.
Este mismo capitalismo es el que destruye todo recurso natural que se encuentra a su paso, en especial si ese recurso natural se circunscribe a las fronteras de otros países que no sean el suyo, y, si este país que no es el suyo forma parte de su dominio, aún mejor.
Concepto «Cuerpo-territorio»
Lorena Cabnal nos explica que éste es un concepto primeramente político que hace referencia al accionar de la comunidad de mujeres xinkas, un pueblo llevado casi a la extinción debido a la esclavitud y asesinatos a las que fueron sometidos por los europeos en su llegada a nuestro continente. Con este concepto entendemos que tanto el cuerpo que tenemos como el territorio en donde vivimos con él, son uno sólo y uno no se da sin el otro. La dominación y la devastación amenazan de la misma manera al ambiente en el que vivimos y a nuestras corporalidades, por lo que darnos cuenta que defender uno es defender al otro es fundamental para seguir resistiendo y vivir una buena vida:
«Recuperar el cuerpo para defenderlo del embate histórico estructural que atenta contra él se vuelve una lucha cotidiana e indispensable porque el cuerpo territorio ha sido milenariamente un territorio en disputa por los patriarcados.» -Lorena Cabnal
¿Cómo recuperar el cuerpo-territorio del que nos despojaron?
¿Cómo ser dueña de una misma? Sanación, alegría, rebeldía, este proceso de recuperación de nuestra agencia sería como cuando recuperamos una plantita de una plaga, como cuando hacemos reverdecer y florecer nuevamente a un pequeño jardín deforestado.
Es fundamental darle cuidado, pero también reconocer por qué vale la pena recuperarlo, por qué es importante luchar por él, entender cuál es su valor, y por qué debemos reconocer que tiene una existencia particular digna de pervivir.
Si bien este concepto surge en las comunidades, la academia recupera posteriormente el término como una categoría teórica y de análisis, usado para visibilizar una serie de movimientos e insurgencias de los grupos de mujeres indígenas que luchan contra la devastación de los territorios que les vieron nacer.
Los ejemplos de las mujeres que luchan son tantos como la pluralidad de mujeres en el mundo, pero en esta ocasión quisiera traer a la memoria uno de los movimientos de resistencia más significativos que se han dado en nuestro país: el de las mujeres mazahuas.
¿Quieres conocer más sobre la idea de cuerpo-territorio? Te recomendamos leer el libro de Dorotea Gómez Grijalva, pensadora maya k’iche: Mi cuerpo es un territorio político.
Es un escrito profundo y hermoso, seguramente lo disfrutarás. Haz click aquí para descargarlo.
La lucha por el agua de las mujeres mazahuas, en el Estado de México
El sistema capitalista empezó a operar dentro del territorio que conocemos como México, así como en otras partes del mundo, lo que permitió la acumulación de riquezas y, por tanto, un crecimiento exponencial de la población que se asentó en las principales ciudades industriales del territorio, como fue la Ciudad de México.
Para los años de 1930 este sistema económico y de vida había provocado grandes hundimientos debido a las extracciones de aguas subterráneas de la Ciudad. Para no terminar por hundir la ciudad y todo lo que se había construido sobre ella, incluyendo las grandes empresas, vistas como indicadores de desarrollo, empezó a explorarse la posibilidad de traer agua de otras partes del país.
Se iba a extraer agua de otros estados y regiones con tal de abastecer a la población en crecimiento de la ciudad. Primero se explotaron las aguas del Estado de México con el Sistema Lerma, pero para los años 70 esto tampoco era suficiente y se llevó a cabo una de las más grandes obras de infraestructura en el país: el Sistema Cutzamala, alimentado por el río que lleva el mismo nombre.
El Sistema Cutzamala
Es uno de los sistemas hídricos de distribución de agua potable más grandes de todo el mundo, mide 3,419 kilómetros y está formado por presas del Estado de México y Michoacán entre las que destaca la presa de Valle de Bravo, con capacidad para almacenar 400 mil millones de litros de agua.
Todo esto parecía ser la grandiosa solución para el problema de escasez de agua en el Valle de México, parecía ser además un ejemplo flagrante del “progreso” al que nos podía llevar la tecnología y la ciencia: cada segundo este sistema bombea 14, 700 litros de agua para las viviendas e industrias del Área Metropolitana del Valle de México.
Sin embargo, ¿tanta prosperidad era necesaria? ¿Por qué invertir tantos recursos humanos, económicos y materiales para sostener un sistema de producción? Pues tienes que saber que para mantener en funcionamiento al Sistema Cutzamala, CONAGUA gasta al año aproximadamente 3mil millones de pesos en energía eléctrica.
Y ¿no parece injusto a primera vista el hecho de que se tenga que llevar el agua de los territorios del Estado de México y Michoacán a la Ciudad de México? ¿Hay los recursos hídricos suficientes para las regiones de donde se está extrayendo este recurso vital?
Da la impresión de que se tratara de un gran gigante insaciable:
«Hay una relación asimétrica entre la Ciudad de México con el resto de las regiones […] que se expresa no sólo en que es el centro de poder político y económico del país, sino también, en que está controlando el agua de otras regiones.»
«Por causa de utilidad pública, [los indígenas de la región] sacrificaron su calidad de vida y posibilidades de desarrollo, es decir, se convirtieron en regiones de sacrificio […] para darle agua a la insaciable Ciudad de México.», dijo en una entrevista la investigadora Patricia Ávila García del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, campus Morelia.
Ejército Zapatista de Mujeres Mazahuas en Defensa del Agua
La creación de este gran sistema trajo varias problemáticas a los pobladores de la región, las y los mazahuas, quienes son parte de los pueblos originarios que mencionamos al principio del artículo: los pueblos que han tenido que resistir despojos desde que los colonizadores llegaron aquí con sus nuevas formas de vida que ponderan un sistema de acumulación por encima de la buena vida, es decir, una vida con calidad, sin enfermedades físicas ni mentales debido a la contaminación ambiental, a los químicos en nuestra comida o al estrés y pobreza ocasionados por la explotación laboral.
Sin embargo, la problemática más paradójica fue la de la falta de agua en las comunidades colindantes a esta gran obra hidráulica llamada el Sistema Cutzamala: las personas que cuidan los ríos y bosques michoacanos, gracias a los cuales se produce el agua del Cutzamala, las personas que viven en las regiones donde se almacenan millones de litros de agua en el Estado de México y Michoacán estaban siendo víctimas de una sequía a la que nadie miraba.
Fue entonces que las mujeres del pueblo mazahua (gente venado) decidieron organizarse, protestar y levantarse en el año 2003 contra un gobierno que les estaba dejando morir de sed. Sin necesidad de tomar armas, en el año 2004 conformaron el «Ejército zapatista de Mujeres Mazahuas en Defensa del Agua» en Villa de Allende, Estado de México.
Cada una de las integrantes de este ejército simbólico acuerpó a la que tenía a cada costado con el objetivo de visibilizar lo que les estaba pasando y se manifestó frente a la planta potabilizadora «Los Berros», la planta industrial que purifica el agua dentro del Sistema Cutzamala.
Las mujeres mazahuas denunciaron la falta de agua para ellas y sus familias, que les impedía realizar correctamente tareas de higiene y salud, así como la deforestación de sus bosques y el secado de sus manantiales.
¿Cómo podía ser que, como comentó la comandanta Griselda Estrada, en la Ciudad de México se dispusiera libremente del agua mientras que los habitantes de los lugares de donde se llevaban el agua para repartirla a la ciudad no tuvieran ni el acceso mínimo al vital líquido? ¿Por qué las necesidades de unos valen más que las de otros?
Entre promesas y negociaciones
Gracias a todo el ruido que el activismo de estas mujeres llevó a los medios de comunicación, el gobierno de aquel entonces les ofreció soluciones a sus demandas y el 26 de octubre de 2004, la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), firmaron junto con el pueblo Mazahua un convenio de reforestación y protección de manantiales, así como distintas acciones para el desarrollo sostenible de la región entre las que destacan el apoyo al campo.
Aunque hubo respuesta, esta fue temporal y para el 2005, tan sólo un año después de la firma del convenio, las mujeres mazahuas se encontraban protestando nuevamente por falta de cumplimiento del pacto.
Los años han pasado, los gobiernos uno tras otro se han sucedido y desde entonces poco o nada ha cambiado. Con la entrada del gobierno que se percibe a sí mismo de izquierda hubo nuevas promesas y nuevas esperanzas.
Sin embargo, parecen reducirse a palabras vacías de proselitismo ya que los pueblos de la región están optando por los autogobiernos que les permitan mantener a sus familiares y a sus territorios vivos y a salvo.
Como bien señala la experta Patricia Ávila: «Si se quisiera compensar, realmente a los pueblos, en términos de servicios ambientales, se debería de compensar a las comunidades mazahuas del Estado de México y de Michoacán que viven en las partes altas donde están los bosques y no tienen agua. Eso sí sería un verdadero convenio de justicia social ambiental.»
¿Te interesa conocer más sobre los diferentes movimientos de mujeres en defensa del cuerpo-territorio? Checa este libro editado por en CESMECA: Territorios para la vida. Mujeres en defensa de sus bienes naturales y por la sostenibilidad de la vida
Fuentes:
CONAGUA, Sistema Cutzamala: http://www.conagua.gob.mx/conagua07/publicaciones/publicaciones/sistema-cutzamala.pdf
CIMAC Noticias, A 7 años del Frente Mazahua en Defensa del Agua: https://cimacnoticias.com.mx/noticia/a-7-anos-del-frente-mazahua-en-defensa-del-agua/#gsc.tab=0
Leave A Comment