La lucha LGBTIQ+ en comunidades indígenas sigue 

Por: Elizabeth Gómez, CIGU 

En el marco del Mes del Orgullo PUMA, el 11 de junio, se desarrolló el Conversatorio: «Diversidades sexuales en comunidades indígenas» organizado por el Instituto de Investigaciones Filológicas. Dalia Gayosso (Otomí), Erhande Alejandro (P’urhépecha) y Lissandro González (Wixárika) platicaron un poco sobre su vida dentro de sus comunidades y cómo han afrontado la lucha para defender su identidad. 

Sergio Delgadillo, integrante de la CInIG-IIFL y organizador de la charla, habló acerca de la sexualidad, pues por muchos años fue un tema silenciado por instituciones como la religión, la escuela y la familia. Y es que, a pesar de su constante transformación, las estructuras sociales han sido el pilar para determinar qué roles juegan los hombres y las mujeres dentro de las mismas. Pese a esto, y aunque la sexualidad ha sido motivo de transgresión y siga siendo latente en la actualidad, existe una lucha de aquellos disidentes que rechazan y cuestionan la norma social hegemónica de cómo debe comportarse alguien solo por su género. 

Es por ello que dicha lucha busca el reconocimiento de expresar con libertad su sexualidad y poder de elección. Cuando hablamos de comunidades indígenas, suelen estar más arraigadas a pensamientos patriarcales pues Dalia, Lissandro y Erhande coincidieron en que dentro de sus comunidades, los papeles que juegan tanto la mujer como el hombre están definidos. “En la comunidad te tachaban de que si jugabas basquetbol eras niña y si jugabas futbol pues eras hombre”, comentó Lissandro. Debido a esto, la niñez de los tres estuvo marcada por la discriminación y la violencia, teniendo una percepción de sí mismos que fue enmarcada por lo bueno o normal dentro de sus comunidades, callando así su orientación, porque como señala Dalia, “el amor válido es el heterosexual”. 

En este sentido, ha habido cambios que tanto Lissandro como Dalia y Erhande pueden visualizar dentro de sus comunidades, llamándolas pequeñas victorias con las que poco a poco han evidenciado los problemas que existen dentro de ellas.  

Erhande comentó: “es una resistencia que se va forjando desde ahí y estas nuevas ideologías van fortaleciéndose en estas comunidades”. Es un compromiso que los hace abrazar su identidad y su origen para transmitir por medio de sus colectivos y el activismo que realizan, que los prejuicios y los estereotipos solo han sido una producción social. “Nuestra identidad, nuestra cultura, hay que protegerla, no tenemos que permitir que se nos discrimine, debemos tener participación en muchas instituciones, que se nos escuche y se nos respeten nuestros derechos”, fueron las palabras de Lissandro. 

Defender su orientación y, más allá, salvar su lengua materna son dos luchas que han tomado el mismo camino, pues a pesar de las experiencias que han tenido a lo largo de su vida, solo los ha motivado a romper con estigmas y seguir creando nuevas realidades. 

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