Texto: Gaceta UNAM
Patricia López Suárez   Abr 1, 2024

La carga desproporcionada de este trabajo no remunerado que soportan las mujeres limita enormemente sus oportunidades: Eva Citlali Jiménez Rodríguez, profesora de la FFyL

Atender a un bebé, a una persona enferma o un individuo en etapa de vejez, sea de la propia familia o por trabajo, sigue siendo una labor mayoritariamente femenina, que se relaciona con los prototipos de género y perpetúa la desigualdad en la sociedad, opinó Eva Citlali Jiménez Rodríguez, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM.

Según la ONU Mujeres, con el término “cuidados” nos referimos a todas las actividades que regeneran diaria y generacionalmente el bienestar físico y emocional de las personas, explicó la geógrafa.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, agregó, los cuidados incluyen el resguardo de la dignidad de las personas y la integridad de sus cuerpos, la educación y formación, el apoyo psicológico y emocional. “Implica también el mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, así como el cuidado del planeta”, detalló.

Durante la conferencia Por una nueva organización social del cuidado, el papel de la educación, ofrecida de manera híbrida desde el auditorio del edificio anexo del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Jiménez Rodríguez insistió en que las principales proveedoras de cuidados son las mujeres, que tienen un trabajo reproductivo y otro productivo, este último invisibilizado y desvalorizado socialmente.

“En todas las entidades federativas del país persisten las brechas de género, que afectan más a las mujeres que viven en pobreza y en zonas rurales”, afirmó. Mientras, en urbes como Ciudad de México comienza a verse un avance de los hombres en tareas de cuidados, aunque aún de forma minoritaria, por lo que hay mucho que avanzar, sostuvo.

La universitaria citó que en la educación, para el nivel escolar 91.6 % de las y los estudiantes recibieron apoyo de su mamá para realizar tareas, proyectos escolares o para la resolución de dudas.

“De la población en primaria, también fue ella la principal figura de apoyo, según datos de 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).”

De acuerdo con un documento de 2018 de ONU Mujeres, la carga desproporcionada de trabajo no remunerado de cuidados que soportan las mujeres limita enormemente sus oportunidades.

Señala que la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres se incrementa en el periodo de máxima capacidad productiva y reproductiva de las mujeres.

“El documento indica que las mujeres que viven en comunidades rurales y países en desarrollo dedican hasta 14 horas al trabajo de cuidados no remunerado, cinco veces más que los hombres de esas mismas comunidades”, informó.

Jiménez Rodríguez consideró que es insostenible el actual modelo de desarrollo, en el que la mujer es explotada y hay depredación hacia la naturaleza.

Propuso impulsar una sociedad del cuidado, ya que la crisis actual de esta labor plantea la necesidad de un cambio completo en la organización social, en el que ya nada será como antes.

Sugirió poner en el centro de la sociedad la sostenibilidad de la vida, apoyada por el cuidado del planeta, quienes cuidan de otras personas, así como el autocuidado.

“En esta labor deben participar las familias, hogares y personas; las comunidades, el mercado y los Estados, para lograr autonomía de las mujeres e igualdad de género”, mencionó.

La experta recomendó también aplicar las 3 R del cuidado: reconocer (hacer visible y revalorizar el trabajo de cuidados); redistribuir (distribuir de manera más justa y equilibrada el trabajo de cuidados) y reducir (apoyar y dar cobertura a las necesidades básicas del cuidado).

La académica acotó que debe impulsarse una educación transformadora que rompa con el individualismo, sexismo, racismo y otras opresiones; que valore la reproducción de la vida y contribuya a una transformación de la organización social:

Aseguró que la educación geográfica o geografía escolar posee un papel fundamental como formadora de ciudadanos, y sugirió poner en discusión dicotomías, así como pensar que los roles femenino y masculino son construidos mediante relaciones sociales.