Fuente: Gaceta UNAM

Por: Daniel Francisco

Juan Alberto Vázquez, autor del libro Los padrotes de Tlaxcala: Esclavitud sexual en Nueva York cuenta la historia de cinco clanes de proxenetas que fueron juzgados en las cortes de Nueva York. En entrevista, señala que durante las últimas tres décadas estos grupos se alimentaron de mujeres vulnerables, “que normalmente vienen de entornos de mucha pobreza, de muy poca educación, de familias completamente disfuncionales. Muchas de ellas ya habían sido maltratadas, abusadas sexualmente por sus familiares, a la edad de diez, doce años”.

Vivieron una pesadilla, acota, “formaron parte de todo este mercado que cuento en el libro, en donde ellas son la parte más barata, la parte más indignante. Se les amenaza y sufren golpizas de todo tipo, ya sea por los propios clientes o por sus propios explotadores. Una completa pesadilla que sigue vigente, y que no tiene para cuando acabar”.

En ese sentido espera que la aparición de la obra “ayude de nueva cuenta a que este debate se abra y que lo podamos discutir nuevamente”.

En su libro, el periodista cita el caso de Mariana:

“Convencida por los fiscales que llevaron el caso, Mariana asistió el miércoles 4 de marzo de 2020 —día en que la vi por primera vez— a identificar a todos los miembros de la banda, pero se dirigió de manera especial a José Osvaldo Meléndez, quien, una tarde que salió a cazar víctimas, la vio parada en una estación de autobuses. La conquista, engaño, violencia y explotación de las que fue objeto no se movieron ni un ápice del libro de jugadas usado por esta banda criminal, y durante 20 meses su vida fue sólo esclavitud y violencia, encubiertos bajo la falsa careta de una relación de pareja.

Mujeres que normalmente vienen de entornos de mucha pobreza, de muy poca educación, de familias completamente disfuncionales.”

Juan Alberto Vázquez
Periodista

“De sus peores recuerdos: la salida que tuvo con Gabriel, el chofer que la llevó a su noche de debut a Riverside, una colonia de clase alta a una hora de Queens, Nueva York, a minutos del océano Atlántico. Era una casa grande donde cerca de 30 hombres organizaron una fiesta en un granero, y como Mariana llevaba la etiqueta de “novata” la pidieron para la ocasión.”

Delia, su familia bajo amenazas

“Recuerdo haberle preguntado a Francisco por el tipo de trabajo que íbamos a hacer. Dijo: ‘No lo sé aún’, y repitió lo mismo durante un par de días, pero al tercero vino y me dijo: ‘Ya tengo un trabajo donde puedes ganar en un día lo que ganas en una semana en otro’. Ahí fue cuando me dijo que debía acostarme con hombres, pero en ese instante no entendí lo que significaba. Cuando me quedó más claro, pues me enojé.

“Eso no era algo que yo quisiera hacer. Él no insistió esa noche, pero luego volvió y me dijo: ‘Es que ni siquiera hablas inglés. Si sales, la policía te va a arrestar’. Ésa fue la primera vez que me dijo que si me negaba iban a mandar a matar a mi familia. Fue difícil para mí escuchar que alguien podía hacer eso, pero recordé que Francisco sabía dónde vivían ellos”.