Hermila Galindo: Feminista defensora de los Derechos de las Mujeres

Por. Ariadna Ochoa (FFyL)  

Hermila Galindo ocupa un lugar trascendente en la historia del feminismo en México. Tiene una gran influencia en el sufragismo mexicano.

Nació el 2 de junio de 1886 en Villa Juárez, en el municipio de Lerdo, Durango. Desde pequeña fue notable por su inteligencia y curiosidad, siempre fue una estudiante muy aplicada. Desde muy joven se mostraba interesada y preocupada por la situación del país. Recorrió el camino político de muchos revolucionarios: fue reyista, maderista y constitucionalista.

El 20 de agosto de 1914, Hermila pronunció el discurso de bienvenida a Venustiano Carranza en su entrada triunfal a la Ciudad de México. Fue a partir de este momento que comenzó a trabajar como secretaria particular de Carranza. Asimismo, se convierte en ferviente promotora del constitucionalismo: para 1915 ya dictaba conferencias en las que difundía la «Doctrina Carranza» y el ideario feminista, a lo largo y ancho del país.

En 1915 se publicó el primer número de La Mujer Moderna, publicación creada y dirigida por ella, en la que se discutía la política nacional y otros temas considerados tradicionalmente de interés para las mujeres.

Posteriormente participó en el «Primer Congreso Feminista», celebrado en Yucatán bajo el amparo del gobernador Salvador Alvarado. En este congreso es leído por primera vez el discurso de Hermila a favor de la educación sexual para las mujeres, algo que sorprendió a muchos por lo polémico del tema para la época. Fueron los tiempos revolucionarios los que le dieron oportunidad de dar a conocer su agenda y su postura. En 1917 pide al Congreso Constituyente que reconozca el voto femenino en la nueva carta magna.

Aunque su valiente petición no tiene eco, actúa como si en su cotidianidad existiera la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres y en 1917 se presenta como la primera candidata a diputada en la historia mexicana. Si bien no llegó a ocupar el cargo, su éxito consistió en mostrar a la opinión pública que las mujeres demandaban el voto, así como en dejar un precedente para las siguientes generaciones.

En 1920 es asesinado el presidente Carranza, lo que la alejó del gobierno, pero no de la lucha política, pues en los años siguientes continuó peleando para que en la Constitución se reconociera a la mujer como ciudadana con derechos electorales.

Fue hasta 1953 que se reconoció el voto femenino. Un año después murió Hermila Galindo, viendo su ideal cumplido. Aunque no pudo participar en las elecciones de 1955, las primeras en el país en que las mujeres pudieron votar y ser votadas. Sin embargo, su esfuerzo y lucha habían dado frutos en beneficio de las siguientes generaciones de mexicanas.

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