Nota y galería — 5 Min de lectura

¡Justicia, libertad, respeto! Crónica de la marcha por el 8M 2023

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Nuestra visión del 8m

Texto: Pamela Lalama
Fotos: Pamela Lalama, Coyolxauhqui Sánchez y Cecilia Núñez
Coordinación para la Igualdad de Género UNAM

“Aleeerta, aleeerta. Alerta que camina, la lucha feminista por América Latina. Y tiemblen y tiemblen y tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista”, fue uno de los tantos cantos que sonaron sobre la avenida Reforma en la marcha por el 8M. Universitarias de la UNAM, acompañadas por sus hijas, hermanas, amigas, madres, nueras, tías se unieron a los diversos grupos de colectivas que decidieron salir a las calles para exigir justicia, para no olvidar a quienes ya no están. “Por las que salieron a estudiar y no volvieron para graduarse”. Por las que están cansadas de correr lo más pronto que pueden preguntándose si llegarían más rápido si fueran hombres, por aquello que tuvieron que callar sus abuelitas, por las niñas violentadas, por las niñas que ya no tocarán, por la libertad de todas, porque si ninguna es libre nadie lo será. 

 

La marea violeta se tomó las calles y un cúmulo de emociones desbordaban los lugares por los que transitaba. La alegría, la ira, la tristeza, la indignación se dejaban sentir en las voces de las marchantes, en las pintas en monumentos y en paredes. Niñas y niños también acompañaron a sus madres. El objetivo era llegar al Zócalo. “No somos una, no somos cien, pinche gobierno, cuéntanos bien”, gritaban las colectivas. Según cifras oficiales, más de 90 mil mujeres se movilizaron el miércoles, 8 de marzo.

Los cantos continuaban a medida que la marcha avanzaba: “Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal”. En México, de acuerdo con datos del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, “En 2022 se registraron 3,755 asesinatos de mujeres, en 2021 (3,753), en 2020 (3,769) y en 2019 (3,881), lo que evidencia que en los últimos 4 años han sido asesinadas 15,158 mujeres”. Otras cifras aseguran que 10 mujeres mueren al día en el país y que la mayor parte de los casos quedan impunes.

De repente, en la marcha alguien dice algo. Y todo se ralentiza. Las hileras de mujeres que están alrededor caminando se detienen. Los cantos cesan y poco a poco las mujeres empiezan a levantar su puño derecho. El silencio se toma el espacio y cientos de ellas mantienen su puño levantado en signo de respeto y honra a la memoria de quienes ya no están. Un minuto pasa y luego se rompe el silencio y la algarabía vuelve. “Aborto sí, aborto no; eso lo decido yo”, gritan. El cartel de una mujer que porta una corona de flores violetas sobre su cabello blanco resalta entre la multitud. “Créele a tu hija”, dice el texto y la mujer continúa marchando. “Amiga, hermana, si te pega no te ama”, es otra de las consignas que gritaban las marchantes.

Mujeres shamanas con sus tambores también se hicieron presentes, así como las mujeres otomíes, quienes portaban carteles que decían: “Otomíes, ¡NO MÁS!”, mientras coreaban la consigna: “Ahí vienen, ahí vienen, ahí vienen, las Otomí gritando, gritando, gritándole a los políticos: su gobierno vale madre”.  

Las banderas moradas flameaban y el color violeta se apoderó del ambiente, no solo porque las jacarandas habían florecido, las pañoletas, las bombas moradas de gas, los carteles, la vestimenta dejaban ver una fiesta violeta. Las consignas continuaban: “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que este pinche machismo se tiene que morir”.