Agnieszka Bozanic dictó conferencia en la UNAM
«El feminismo actual discrimina a las mujeres mayores»
Fuente: Gaceta UNAM Oct 13, 2025
Por: María Guadalupe Lugo García
“Las feministas han envejecido dentro de los feminismos, aunque sus banderas de lucha siguen siendo las mismas de cuando eran jóvenes. Este silencio de la vejez dentro de este movimiento es una violencia simbólica, es también un síntoma de nuestra sociedad patriarcal”, afirmó Agnieszka Bozanic Leal, docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Andrés Bello, sede Villa del Mar, Chile.
Señaló que en Latinoamérica y el Caribe la presencia de mujeres mayores dentro de los feminismos suele estar invisibilizada, incluso es un tema tabú. Los feminismos actuales están concentrados en el cuerpo fértil. “Sin duda es fundamental apoyar las políticas públicas que favorezcan los cuerpos fértiles, pero no podemos olvidar que las mujeres pasamos más tiempo en cuerpos que no son fértiles”.
“El feminismo actual es viejista pues discrimina a las mujeres mayores”, recalcó la activista por los derechos humanos de las personas mayores al dictar la conferencia “La lucha feminista también tiene canas: Claves gerofeministas para América Latina y el Caribe”, organizada por el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez.
La también presidenta de la Fundación GeroActivismo explicó que viejismo es el conjunto de estereotipos, prejuicios y conductas discriminatorias hacia las personas mayores por motivos de edad. “Lo mismo podríamos decir del edadismo, concepto acuñado en 1998 por el psicogeriatra Leopoldo Salvarezza como una forma de edadismo aplicado a las personas mayores”.
En 2021 la OMS publicó el primer informe acerca de edadismo, “en donde se expresa que uno de cada dos individuos en el mundo es viejista”.
En el encuentro académico presidido por la coordinadora del SUIEV, Verónica Montes de Oca, la especialista en psicogerontología mencionó que 33 % de las personas mayores en Chile se ha sentido alguna vez discriminadas en los servicios de salud, mientras que 76 % señala que ha sido difícil encontrar trabajo por su edad.
“Y si bien esto puede parecer sólo una problemática desde la moral y la ética, la verdad es que el viejismo tiene consecuencias a nivel físico: quienes interiorizan de forma negativa su propio proceso de envejecimiento viven casi ocho años menos en comparación con los que experimentan uno mucho más compasivo”, prosiguió en la Sala 2 del Auditorio Pablo González Casanova del Instituto de Investigaciones Sociales.
También se sabe que el viejismo está asociado a un aumento de patologías de salud física y mental, como la depresión, más ideas suicidas, o enfermedades como Alzheimer y obesidad, entre otras. Además, algunos estudios hablan de un mayor gasto fiscal por viejismo, porque este amplifica cierto tipo de padecimientos. Por ejemplo, en Estados Unidos, “un estudio pionero señala que cada año se pierden 68 billones de dólares por concepto de incremento de enfermedades crónicas, destacó Agnieszka Bozanic.
Entonces, esta discriminación por motivos de edad podría verse como un iceberg, donde hay algunas manifestaciones visibles y explícitas como la agresión física, intimidación, manipulación y amenaza, pero también otras son menos visibles y que están implícitas en nuestras sociedades.
Recalcó que cuando el feminismo olvida a las mujeres no reproductivas, se vuelve un espejo del patriarcado y el gerofeminismo –corriente feminista que busca visibilizar y reivindicar los derechos, necesidades y protagonismo de las mujeres mayores, combatiendo la discriminación por edad y género conocida como viejismo machista– propone sanar esa fractura.
Asimismo, mencionó cinco claves gerofeministas para América Latina y el Caribe. En primer término, memoria y resistencias, pues “sabemos que las mujeres mayores han sostenido los movimientos sociales”. Una segunda es saberes de la vejez, “ellas son memoria, pero también productoras de la teoría viva en la actualidad”.
En tercer término, la participación social y liderazgo, “porque las mujeres mayores no sólo son memoria, también lideran”, precisó.
Una cuarta clave está relacionada con la comunicación y representación de las mujeres en la sociedad, ya que los medios siguen representando a la vejez femenina como frágil, sin decisión.
Una quinta, agregó, son las políticas públicas gerofeministas. “La vejez debe ser entendida como una categoría política, lo que implica ampliar la ciudadanía y redefinir la justicia social”.
Finalmente propuso que para hacer un feminismo más inclusivo, es necesario “ampliar nuestras formas de acción feminista; hay que crear redes gerofeministas intergeneracionales que acompañen y empoderen. Necesitamos un movimiento feminista que envejezca sin volverse indiferente a las demandas particulares de las mujeres mayores”, concluyó.





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