Innovadora de una tradición artística femenina
«EN LA CAZADORA FUSIONÓ EL RETRATO CON EL DEL PAISAJE Y CREÓ UNA ALEGORÍA NACIONAL»
Fuente: Gaceta UNAM May 19, 2025
Por: Angélica Velázquez Guadarrama / Instituto de Investigaciones Estéticas

En 1899, Carlota Camacho presentó en la XXIII Exposición de la Escuela Nacional de Bellas Artes (antigua Academia de San Carlos) seis obras entre las que se hallaba su retrato bajo el sugerente título de La cazadora.1 Sobre un fondo boscoso y delante de un grueso tronco de árbol, la pintora aparece de pie interpelando al espectador. Lleva un vestido de seda negra ornamentado con ristras de botones del mismo color y un rebozo multicolor, que evoca los típicos sarapes de Saltillo, le cubre el pecho y cae a un lado para exhibir su lustroso rapacejo. La fina silueta de su figura revela el uso del corsé que marca la estrechez de su talle y cintura reafirmando su feminidad, que contrasta con dos objetos asociados tradicionalmente con la masculinidad: la escopeta, que sostiene con ambas manos, y el sombrero jarano que cubre su cabeza.
Camacho perteneció a la primera generación de mujeres que la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) admitió como alumnas regulares. Desde su ingreso en 1888, a los 16 años, se destacó como una de las alumnas más diligentes. En 1891 participó en la XXII Exposición con 44 obras entre dibujos y óleos, copias y originales que había realizado desde su incorporación a la escuela. A diferencia de sus condiscípulas, quienes decidieron mayoritariamente abocarse al estudio del paisaje bajo la dirección de José María Velasco para eludir la clase del modelo vivo, Carlota Camacho, sin abandonar las clases de paisaje, se distinguió también como discípula de José Salomé Pina en las clases de figura.
Poco después de clausurada la XXII Exposición y como un hecho excepcional, Porfirio Díaz accedió otorgarle la beca que solicitó para continuar con sus estudios, apoyada en las excelentes notas que había obtenido en todas las clases y ante la reciente muerte de su padre.2
La exposición de 1891 no sólo fue trascendente para Carlota Camacho por ser la primera vez que participaba en estos certámenes y presentaba su trabajo a la luz pública, sino también porque en ella pudo apreciar las obras de las artistas de generaciones anteriores, en especial dos de Eulalia Lucio: Naturaleza muerta (objetos de caza) y Naturaleza muerta (objetos de cocina) que la pintora, igualmente discípula de Pina, había realizado en sus clases particulares para enviarlas a la Exposición Universal de París de 1889.3 No cabe duda la profunda huella que imprimieron en la joven estudiante estas pinturas, particularmente Naturaleza muerta (objetos de caza), pues dos años más tarde decidió realizar una pintura para enviarla también a un certamen internacional: el Pabellón de la Mujer en la Exposición Colombina de Chicago de 1893.4
Para crear su obra, Carlota se apropia del sombrero jarano y la escopeta que aparecen inertes en Naturaleza muerta (objetos de caza) para activarlos portándolos, segura y confiada para proyectar una imagen empoderada de sí misma y jugar con su identidad femenina y los símbolos asociados con la masculinidad.
En su Autorretrato, Carlota Camacho fusionó el género del retrato con el del paisaje para crear una alegoría nacional. En este sentido, concibió una obra que respondiera tanto a la construcción de su subjetividad e identidad como a la representación nacional en un ámbito internacional. Apoyada en los logros artísticos que había obtenido en su corta trayectoria como una de las alumnas más destacadas de la ENBA, como estudiante becada por decisión del presidente de la República, como innovadora de una tradición artística femenina y como una de las artistas mejor tratadas por la crítica (de ahí tal vez la notoriedad de su firma estampada con grandes caracteres en rojo sobre el lienzo), Carlota Camacho logró crear una imagen de poder femenino y proyectar un linaje con la generación que la antecedió, manifiesto en la apropiación de la escopeta y el sombrero de Naturaleza muerta (objetos de caza) de Eulalia Lucio.
El Autorretrato de Carlota Camacho no se expuso públicamente en México antes de la Exposición Colombina; sin embargo, el diario La Voz de México dedicó una nota sobre las seis obras que la artista enviaría a Chicago, una deferencia que al parecer no obtuvo el resto de las expositoras. La nota elogiaba particularmente su retrato:
Pero la gran obra de la Srita. Carlota Camacho, es un gran retrato de ella, ejecutado por ella misma, con el fin de enviar a Chicago un tipo mexicano.
Está de pie, junto a un histórico ahuehuete de Tacuba (el que unos suponen ser el legítimo de la Noche Triste); tiene puesto un elegantísimo sombrero jarano de pelo color perla, rico y laboriosamente bordado en la falda. En el cuerpo, ostenta terciado sobre los hombros un chal de vivísimos colores y tiene en las manos un rifle. El cuadro se denomina “La Cazadora”.5
Como la mayor parte de la producción artística de las mujeres en el siglo XIX, la de Carlota Camacho ha quedado preservada hasta el día de hoy en colecciones privadas.

1 En la “Clase de señoritas: copia de cuadros, del natural y ejercicios de composición” expuso dos naturalezas muertas y La cazadora, y en la “Clase de grabado en lámina bajo la dirección del señor profesor don Luis S. Campa”, un paisaje, una marina e Interior de un templo. Véase Manuel Romero de Terreros (ed.), Catálogos de las exposiciones de la Antigua Academia de San Carlos de México (1850-1898), México: UNAM, 1963, 612 y 615.
2 “C. Presidente de la República.// Carlota Camacho y Hall, alumna de la clase de pintura de la Escuela Nacional de Bellas Artes, ante U. respetuosamente digo, que habiendo tenido la desgracia de perder a mi padre, y no contando con suficientes recursos, para continuar mis estudios de pintura, que puedan procurarme una profesión honesta para vivir.// Suplico C. Presidente, se sirva otorgarme una pensión en dicha Escuela. Para apoyar mi solicitud, adjunto un certificado en que constan las materias que cursé, y las respectivas calificaciones que obtuve.// Gracia que espero recibir de la suma bondad de U. Señor Presidente.// México Junio 3 de 1891.// Carlota Camacho y Hall.// Junio 19 de 1891.// Líbrese orden a Hacienda, a fin de q.e (sic) con cargo a la partida de becas y pensiones del presupuesto próximo, y por conducto del Mayordomo de la Escuela N. de Bellas Artes, se ministre a la interesada la cantidad de $100.- p.a q.e (sic) a partir del 1º del entrante Julio la disfrute en pensiones mensuales de a $20”. Archivo General de la Nación, ramo Instrucción Pública y Bellas Artes, Escuela Nacional de Bellas Artes, caja 13, exp. 46/7fs.
3 Catalogue officiel de l’Exposition de la République Mexicaine, París: Imprimerie Général Lahure, 1889, 2.
4 Sobre la sección mexicana en el Pabellón de la Mujer en la Exposición Colombina de Chicago, véase el artículo de Úrsula Tania Estrada “Unpretentious Paintings. Mexico’s National School of Fine Arts’ Women Students at the 1893 Chicago Columbian Exposition”, en Women in International and Universal Exhibitions, 1876-1937, editado por Myriam Boussahba-Bravard y Rebecca Rogers, Nueva York: Routledge, 2018, 48-64.
5 “Para la Exposición”, La Voz de México, 23 de marzo de 1893, 2.
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