«Se debe apostar por una educación sexual en libertad»

Enseñar a los jóvenes posibilita que tengan experiencias seguras, libres de coacción, discriminación y violencia: Claudia Ivette Jaen Cortés, de la FP

Por: Diana Saavedra.

Fuente: Gaceta UNAM

Apesar de que se está apostando por cambiar ideas rígidas, las normas y creencias tradicionales tienen una fuerte influencia en los adolescentes, lo que se suma a aspectos de familia, situaciones de violencia de pares, entre otras, comentó la académica de la Facultad de Psicología (FP), Claudia Ivette Jaen Cortés.

La coordinadora del Departamento de Comisiones Dictaminadoras de la FP precisó que cuando un individuo está expuesto a múltiples factores de riesgo, a un ambiente donde hay conflictos y tensiones, por ejemplo, tiene consecuencias negativas en su salud física y mental, por ende, afecta distintas aristas del desarrollo, incluyendo la salud sexual y reproductiva.

Jaen Cortés destacó: “Desde la perspectiva psicológica se tiene que apostar y empezar a crear intervenciones y líneas de investigación sólidas para que los adolescentes ejerzan su sexualidad de manera libre, para que vean al cuerpo como un objeto de placer y decidan con quién quieren compartir sus cuerpos, etcétera”.

La profesora del posgrado de la FP precisó que la educación sexual se refiere al completo bienestar físico, mental y social en lo que concierne al sistema reproductivo y sus funciones y no solamente la ausencia de enfermedad, lo que involucra una vida íntima segura y satisfactoria, con la capacidad de reproducción y la libertad de decidir sobre cuándo y cuántas veces debe realizarlo. Esto posibilita experiencias seguras, libres de coacción, discriminación y violencia.

Cambios y nuevos riesgos

Durante la charla Factores relacionados con la salud sexual y reproductiva en adolescentes, que formó parte del ciclo UNAMirada desde la psicología, la académica destacó que durante la adolescencia se presentan cambios físicos, psicológicos y sociales, así como nuevos riesgos que ponen en conflicto sus derechos, sobre todo en el ámbito de la sexualidad, el matrimonio y la maternidad.

No obstante, se debe tener la capacidad de llevar una vida sexual satisfactoria sin riesgos de procrear, y la libertad de decidir hacerlo o no. Ésta puede verse afectada por diversos factores, como la falta de información y orientación; violencia, conductas sexuales de riesgo, entre otros.

Jaen Cortés agregó que en México se está apostando por una salud sexual y reproductiva placentera y digna, en la que la ejerzamos de manera autónoma, es decir, que tengamos la capacidad de tomar las decisiones sobre nuestro propio cuerpo y elegir libremente con quién y cómo hacerlo.

La postura, añadió, es por el Programa de Acción Específico Salud Sexual y Reproductiva (2020- 2024) que tiene como eje rector la educación integral en sexualidad a través de brindar conocimientos basados en evidencia científica, que fomentan habilidades de análisis y fortalecimiento de capacidades para una mejor toma de decisiones.

Según la Encuesta Nacional de Salud 2022, el 73.2 % de la población adolescente ha escuchado de algún método anticonceptivo; el 88 % tiene conocimientos correctos sobre el número de veces que se puede usar un condón; el 60.4 % sabe que el condón protege de embarazos y enfermedades de transmisión sexual, pero el 17 % no utilizó métodos anticonceptivos en su última relación sexual.

El estudio, realizado en 2022, que consideró a 444 adolescentes (207 hombres y 237 mujeres), revisó los antecedentes de pareja romántica de estudiantes de escuelas públicas y privadas entre 12 y 17 años.

El trabajo reveló que durante la adolescencia hay una gran presión social respecto al comportamiento sexual por parte de sus pares, y es una etapa en la que al revisar las creencias socioculturales se encontró que las familias influyen claramente en las conductas sexuales. El problema es que hay una falta de cercanía en la relación padres-hijos, así como prácticas parentales punitivas y se viven experiencias de violencia doméstica en el hogar, lo que preserva conductas de riesgo en la pareja.

Jaen Cortés estimó importante empezar a cuestionar los estereotipos de género rígidos e inequitativos, acceder a servicios de salud sexual, desde casa y la escuela, comenzar a cambiar los estigmas e ideas inflexibles sobre el ejercicio de la sexualidad, y que los padres tengan un acercamiento con los hijos.