«¿Sabes qué hace la UNAM en casos de violencia de género?»
Por: Alan Valdez.
Fuente: Gaceta FacMed
Con el objetivo de erradicar y prevenir las violencias de género que continúan existiendo en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género y la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM brindaron la plática-taller “¿Sabes qué hace la UNAM en casos de violencia de género?” a coordinadoras deportivas, entrenadores y árbitros de distintas facultades convocados por la Dirección General del Deporte Universitario (DGDU), en la que se compartió la ruta de atención y los protocolos que tienen estas instancias ante una situación de esa índole.
En el auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas” de la Facultad de Medicina, Ana Laura Valdez, representante del área de Género y Deporte de la DGDU, fue la encargada de coordinar la participación de las tres especialistas de las entidades que estuvieron en este espacio informativo, de diálogo y reflexión.
La primera en participar fue Ana Karen Gutiérrez Zendejas, representante de la Defensoría y quien trabajó de 2009 a 2021 en la Fiscalía General de la República como reclutadora y capacitadora. La experta entabló un diálogo con la comunidad acerca de la violencia, sus diferentes tipos y algunas experiencias que han enfrentado: “La violencia son las acciones que tienen la intención de querer hacer daño, puede ser a una persona, un grupo o una comunidad. Y en la mayoría de las ocasiones, las reproducimos por la manera en la que hemos sido educados”, expresó.
En razón de género, desde la infancia se nos enseña que sólo hay dos sexos, hombre y mujer, dependiendo del aparato reproductor, pero esta idea “también es limitada, ya que incluso si nos enfocamos solamente en lo físico, hay personas intersexuales que nacen con estas dos características. Además, la identidad de género es otro término que muchas veces es violentado y estigmatizado al otorgarles características que un hombre o mujer debe de cumplir en la sociedad”, analizó.
De igual manera, reiteró que la violencia de género es estructural, ya que los micromachismos o los roles que aprendemos desde casa son normalizados y minimizados: “Reproducimos roles de género que, aunque parezcan simples como que una mujer lave la ropa y se dedique a las labores del hogar, y que los hombres traigan el dinero y deben mantener a la familia, son muy perjudiciales para ambos, ya que colocan una presión y estereotipos en las personas. Cabe aclarar que la violencia de género no sólo va dirigida hacia las mujeres, ya que, aunque hemos sido históricamente el grupo más vulnerado, hay otros sectores como la comunidad LGBTIQ+ o incluso los hombres que son violentados, y nos hemos hecho indiferentes”.
Por último, mencionó los tipos de violencia y sus características: la física, que va desde empujones y jaloneos hasta golpear; la psicológica, que es tal vez más dañina porque se esconde en acciones que intentan manipular, celar o aislar de la familia o amistades; la sexual, como el abuso, que es tocar el cuerpo sin consentimiento, el hostigamiento, el acoso como mandar contenido íntimo sin solicitarlo, o la violación; la patrimonial, que consiste en apropiarse o dañar objetos personales de una persona; la económica, que es controlar o limitar la disposición de recursos para subsistir a una persona, haciéndola dependiente del agresor; y la simbólica, que se manifiesta por ejemplo en la publicidad y en la idea de regalar electrodomésticos a una mujer en festividades, asociándola con los estereotipos de los labores del hogar.
Con estos ejemplos analizó y discutió con el público algunos casos y qué es lo que harían en una situación real: “Si una persona es víctima de una violencia y nos pide ayuda, lo que debemos de preguntar únicamente es qué necesitan y qué es lo que quieren hacer, ya que no debemos revictimizar o poner más presión de la que ya tiene”.
Posteriormente, Leticia Domínguez Bautista, abogada feminista indígena y maestra en Acción Social en Contextos Globales por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, explicó paso por paso el protocolo que se tiene dentro de la Defensoría para atender, canalizar y dar seguimiento a denuncias de violencia de género en la UNAM.
La también representante de la Mesa de Mujeres Indígenas en el Foro Nacional de Consulta para la Iniciativa de Reforma Constitucional y Legal en Derechos de los Pueblos indígenas y Afromexicanos de 2019, aclaró que esta instancia no es la responsable de dictaminar represalias ni iniciar procedimientos: “La Defensoría es el órgano especializado para orientar con perspectiva de género a integrantes de la comunidad universitaria. Brindamos apoyo psicológico y jurídico a las personas en situación de violencia, además de que recibimos las quejas por razones de género y damos acompañamiento ante instancias externas de la Universidad”.
La Defensoría se encarga de dar el primer acompañamiento y contención emocional, platicar con la víctima y consultar si quiere denunciar o esperar para explorar los pros y contras, además de consultar con qué redes de apoyo cuenta. También pregunta si es su deseo presentar una denuncia dentro o fuera de la Universidad. Mientras tanto, la abogada elabora la narrativa de los hechos.
Diana Paulina Pérez Palacios, Jefa de la Unidad de la Dirección de Gestión Comunitaria y Erradicación de las Violencias de la Coordinación para la Igualdad de Género, compartió que la perspectiva de género es uno de los ejes transversales de la línea de trabajo de la actual Rectoría, lo que permite tomar acciones al respecto ante las problemáticas que se viven: “La Universidad ha tenido grandes avances en términos de la igualdad. Agradezco a la Dirección General del Deporte Universitario por el interés que han tenido con estos temas y el trabajo arduo en sus comunidades”, recalcó.
De igual manera, señaló que la Coordinación se centra en la prevención de orden primario y terciario: “La prevención primaria es aquella que se da o se prevé antes de suceder alguna violencia, como la sensibilización o la educación. Mientras que la prevención secundaria es cuando ya ocurrió y el tejido social se fractura, por lo que intervenimos y trabajamos en restablecerlo”.
Asimismo, precisó que se rigen mediante los ejes de la investigación, la institucionalización y la transversalización: “Cuando hablamos de perspectiva de género institucionalizada quiere decir que empieza a formar parte de las líneas de trabajo y de las acciones de todas las entidades y dependencias. Mientras tanto, la transversalización tiene que ver con empezar a permear esta perspectiva de género en cada contexto y necesidades de las comunidades y dependencias”.
Para concluir, presentó el Programa Integral de Trabajo con Hombres que tiene como objetivo trabajar con este sector y así garantizar el derecho a la igualdad de género mediante la transformación de ciertas actitudes que imperan en las masculinidades, como la violencia y la discriminación. Se organizan círculos de diálogo para platicar sobre las violencias que sufren o que ejercen.
Es así como finalizó este espacio que buscó, desde el ámbito del deporte y la cultura física, incidir en erradicar este tipo de violencias y concientizar en que todas las dependencias pueden colaborar para construir una comunidad libre de violencia.
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