Debemos saber cómo acompañarlas
«¿De qué se trata eso del grooming y cómo cuidamos a las infancias y adolescencias?»
Se refiere al ciberacoso, específicamente de índole sexual, por parte de personas adultas, quienes usan perfiles falsos en las redes sociales para engañarlas y buscar una cercanía con ellas y ellos: María Santos Becerril Pérez, de la FP
Por: Perla Chávez
Fuente: Gaceta UNAM Sep 9, 2024
Las niñas, niños y adolescentes suelen ser víctimas del grooming, mejor conocido como ciberacoso, específicamente de índole sexual, por parte de personas adultas, quienes usan perfiles falsos en las redes sociales para engañarlos y buscar una cercanía con ellas y ellos, explica María Santos Becerril Pérez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
El término que sugiere la Real Academia Española es engaño pederasta.
La especialista universitaria, abunda: “Crean identidades falsas con estos perfiles en los que usan información básica, pero con datos que las infancias y adolescencias puedan identificar, por ejemplo, edades semejantes o imágenes de caricaturas que están de moda para poder engancharlos”, indica.
Una vez que logran esa conexión, añade, obtienen más información de los menores de edad, pues “se muestran amistosos, cercanos, empáticos, e incluso cuando hay más confianza les hacen creer que están atravesando situaciones similares y, además, que serán ellos quienes les darán contención y atenciones que en sus casas no suelen tener”.
Becerril Pérez agrega que, posterior a haberse concretado una amistad o un noviazgo, inician las acciones agresivas y piden a las infancias y adolescencias fotografías o videos íntimos; y logran el silencio de las víctimas por medio del chantaje, ya que los amenazan con hacer público su contenido o con hacerles daño a ellos o a sus padres. Así es como cada vez sube el nivel de exigencia que puede llegar a que el trato ya no sólo sea digital, sino presencial.
Los resultados de un estudio realizado por la organización Grooming Latam y difundidos en mayo de 2024 detallan que cuatro de cada 10 niñas, niños y adolescentes en América Latina tienen conversaciones con desconocidos a través de internet, y tres de cada cuatro desconoce los riesgos a los que pueden estar expuestos en espacios digitales. Además, al 15 % de los menores encuestados les solicitaron imágenes desnudos o semidesnudos, y al 26 % se les ofreció tener un noviazgo de forma virtual.
Para el estudio se realizaron 17 mil encuestas anónimas aplicadas por 22 organizaciones que integran Grooming Latam, y están situadas en 11 países: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Paraguay, Ecuador, Nicaragua y Perú.
A su vez, el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía revela que en México 18.4 millones de personas de 12 años y más, que usaron internet a través de cualquier dispositivo, fueron víctimas de ciberacoso en los últimos 12 meses (hasta agosto de 2023). Del total, 8.1 millones fueron hombres y 10.3 millones mujeres.
¿Cómo evitarlo?
La docente recuerda que las infancias y las adolescencias son nativas tecnológicas, por lo que los padres o las personas responsables de su cuidado “deben saber cómo acompañarlas, verificar con quiénes interactúan en dichos espacios, respetar los lineamientos de las redes sociales y los juegos, así como supervisarlos de manera cercana y continua”. A la par, aconseja que es importante aplicar los candados parentales en los aparatos electrónicos de acuerdo con su edad.
Becerril Pérez menciona que los padres deben ser sus guías tecnológicos para el uso de algún aparato electrónico. Por ejemplo, si la niña o el niño quiere un videojuego no apto para su edad, se debe hablar con ellos de manera asertiva y hacerles saber que no es adecuado en ese momento, sin hacerlo ver como una prohibición.
En ese sentido, comenta, “se pueden hacer contratos emocionales, como con el uso de celulares. Decirles que el aparato no es de su propiedad, pero que se le prestará para que puedan contactarse con otras personas; sin embargo, explicarles que hay riesgos por lo que nadie desconocido puede tener el número telefónico, y hacerles saber las consecuencias de que eso suceda”.
Lo anterior si son infancias, pero si están en la etapa de la adolescencia se pueden hacer otro tipo de negociaciones, y éstas deben ser respetadas por ambas partes.
En relación con los juegos, la especialista recomienda a los padres conectarse y verificar si con quienes están interactuando sus hijas o hijos en línea son sus amigos o compañeros de la escuela.
Para la académica es necesario que los padres, además de asertivos, sean honestos y nombren las situaciones como son, es decir, se les debe decir que en las plataformas o en los juegos digitales se pueden encontrar con gente de mayor edad que busca hacerles daño, que intenta contactarlos, pedirles fotografías o videos y amenazarlos.
¿Qué hacer?
Becerril Pérez pide mantener la tranquilidad con la hija o el hijo si les revela que está pasando por una situación de grooming. “Es necesario no alarmarse, regañarlos o gritarles, sino más bien tener cercanía con ellas y ellos para que puedan compartirles lo que están viviendo”.
Por lo regular, “las niñas, niños y adolescentes más vulnerables son aquellos que no tienen cercanía con las personas con las que viven, están poco acompañadas, no cuentan con límites ni supervisión en el uso de las tecnologías, por tanto acceden a todas las peticiones por miedo”.
La universitaria refiere que este tipo de situaciones puede generar que las infancias y las adolescencias se aíslen, que presenten conductas ansiosas o depresivas por el acoso que están sufriendo; también es posible que manifiesten estrés postraumático y/o cambios de comportamiento como dejar de contar ciertas cosas a sus padres.
“Si los padres se percatan de que sus hijas o hijos son víctimas del grooming, es importante que no se bloquee a la persona ni se pierda el contacto, no actuar violentamente y solicitar ayuda a la policía cibernética, para que puedan investigar de quién se trata y así evitar que existan más víctimas. Aunado a ello, se debe acudir con un especialista en psicología”, concluye.
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