El especismo y la violencia animal

Fuente: Gaceta PUB

Por Nahomi Sánchez

En el ciclo de conferencias Bioética y Animales, la maestra Lorena Jiménez Naranjo, docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia ex­puso el tema Especismo y violencia, para hablar sobre la vulnerabilidad de los animales en manos de los humanos.

Para abordar el concepto de especismo citó a Peter Singer, quien definió este término como “un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miem­bros de la propia especie y en contra de las otras”.

La expositora explicó que el vocabulario se usa para discriminar; términos como “animales de desecho” o “recursos” le dan el estatus de cosas a los seres vivos y es especista utilizar términos como “fauna nociva/ animales indeseables” para referirse a aque­llos animales que no son del agrado de los seres humanos.

Asimismo, comentó que el especismo se aprende en todas las áreas, ya sea formal, no formal e informal, “[…] promoviendo actitudes especistas con autori­zación académica, social, religiosa y legal”, por lo que extendió una invitación a que “[…] tengamos consciencia de lo que estamos escuchando, de lo que debemos aprender y, sobre todo, recordar que debemos cuestionarnos y reflexionar”.

Explicó las formas en las que se ejerce la violencia contra los animales, por ejemplo: tomar sus vidas para beneficio de la especie humana (ignorando sus necesidades); ocasionar crueldad de manera deli­berada o cometer negligencia por omisión de sus cuidados. Es así que, según Romina Kachanoski, la violencia especista es “ese vínculo de relación asi­métrico y opresivo que ejercen los humanos hacia los demás animales”.

Expuso también que, cuando las personas se desa­rrollan en sociedades, se normalizan prácticas que forman parte de la vida cotidiana; éstas impiden la reflexión y el cuestionamiento, y la consecuencia es una “ceguera moral” que minimiza la capacidad de reacción por una supresión de la empatía, lo que deja ciertos actos fuera del círculo de responsabilidades morales por considerarse éticamente neutros o irre­levantes. A partir de lo anterior, la maestra Jiménez Naranjo enfatizó en que “ser diferente no es motivo para establecer relaciones jerárquicas con los otros y menos si esto conlleva el menosprecio y el some­timiento, lo cual repercute de manera negativa en los afectados”. Por ello, recalcó la necesidad de abrir un diálogo en el que se involucren expertos en eto­logía y bienestar animal, así como diversos sectores de la sociedad para “[…] reflexionar y refutar cientí­ficamente los argumentos teológicos y filosóficos antropocéntricos que han favorecido el especismo y la normalización del mal hacia estos seres vivos”.