Cuidar de las personas con discapacidad requiere la asistencia del Estado

De acuerdo con el INEGI, en México hay 5.6 millones de gentes con esa condición

Fuente: Gaceta UNAM

Por María Guadalupe Lugo García

Los cuidados de las personas con discapacidad y de todas aquellas que requieren apoyo y asistencia deben ser responsabilidad del Estado y no privada, de las familias, afirmó Judith Pérez Castro, académica del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM.

En el seminario Cuidados para la vida y el bien común, organizado por el Centro de Ciencias de la Complejidad, añadió que gran parte del origen del problema se remite a la figura ausente de Estados y gobiernos, así como al poco reconocimiento o negación que se ha hecho de las personas con discapacidad como sujetos de derechos.

Al impartir la conferencia El cuidado de las personas con discapacidad: de la mirada individual a la social y de derechos, Pérez Castro señaló que durante años y siglos los cuidados se han dejado en manos de las familias, en el mejor de los casos; en el peor, las personas eran recluidas –porque la discapacidad ha sido un estigma, una situación de vergüenza–, abandonadas o explotadas.

La investigadora del IISUE indicó que en 2022 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aplicó la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC), reportando que en el país existen 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados; sin embargo, sólo 64.5 % de ellas los obtienen, y poco más de la tercera parte (35.5 %) no tiene atención de la familia, amigos o conocidos, están a la deriva.

Destacó que, por cobertura, el grupo que recibe mayores cuidados es el infantil, con 99 %; en segundo lugar niños y adolescentes de 6 a 17 años con 79.4 %, lo que implica la existencia de una tasa alta de abandono.

De acuerdo con dicha encuesta, de los 30.2 millones de hogares mexicanos con población que requieren cuidados, 39.6 % contaba con una sola persona para brindar esa atención; 37 % tenía dos; 15.8 % tres, y 7.5 % con cuatro para ayudar en los cuidados de un tercero.

Asimismo, cuatro quintas partes de los 30 millones de hogares donde hay alguien que requiere cuidados está a cargo de una o dos personas, lo que tiene consecuencias muy negativas para la vida familiar y de quienes son cuidadores.

“Pero si se cruzan esos datos con el tema de la pobreza, aunque ésta ha disminuido según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, todavía existen 46.8 millones de personas en situación de pobreza, 36.3 % de la población, y 9 millones en pobreza extrema”, apuntó.

Planteó que, de acuerdo con la ENASIC, hay 5.6 millones de personas con discapacidad o dependencia que requieren cuidados. En términos de hogares, ello significa 4.9 millones que tienen por lo menos a uno de sus miembros con esa condición de vida.

Por otra parte, dijo, según datos del Censo de Población y Vivienda, hasta 2020 había en el país alrededor de 6,179,000 personas con discapacidad y 1.5 millones con algún problema de salud mental.

Alrededor del 91.8 % de quienes tienen alguna discapacidad en México necesitan cuidados, lo que nos lleva a preguntarnos qué se hace desde los servicios de habilitación y rehabilitación, educativos y de salud para favorecer la inclusión de estas personas.

Consideró que cuando el Estado deja que las familias se hagan cargo del cuidado, no se consideran los costos adicionales que para los particulares implica cuidar a una persona con discapacidad, los gastos se triplican porque se generan los de bolsillo o directos que deben erogarse por visitas médicas, rehabilitación, etcétera, así como indirectos, porque por lo general un integrante de la familia debe dejar de trabajar para dedicarse a la atención de las personas con discapacidad.

La mayor proporción de las personas que cuidan son mujeres (40.9 %), ya que el porcentaje de hombres es de 14.2. Ellas destinan 37 horas semanales en promedio, mientras que los varones 25.6 horas. “Somos más y dedicamos mayor tiempo a esta responsabilidad”.

El cuidado más frecuente que se brinda a las personas con discapacidad es la compañía, 95 % de mujeres estuvo pendiente de la persona; 63.8 le dio de comer o le ayudó a hacerlo; 58.7 la apoyó a bañarse, peinarse o asearse, y 56.6 % le dio medicamentos, la inyectó o revisó signos vitales.

En contraste, 98 % de los hombres le hizo compañía, 57.9 % la acompañó a salir, 53.8 % la ayudó a desplazarse, y 50.7 % la llevó al médico o a sus consultas. Esto significa que las mujeres realizan más trabajo de enfermería, y los hombres de compañía.

El impacto de asumir el cuidado de otra persona en el hogar marca diferencias entre hombres y mujeres: casi 40 % de ellas tiene cansancio, 31.7 % disminuye el tiempo de sueño, 22.7 % manifiesta irritabilidad, 16.3 % depresión y 12.7 % presentan afectaciones a la salud física.

En el caso de los varones, principalmente disminuye el sueño y sigue el cansancio; en menor proporción hay irritabilidad y depresión, con una diferencia de casi el doble con respecto a ellas, concluyó.