Fuente: Gaceta UNAM

Por: Sandra Álvarez Hernández

Tenemos muchas otras maneras para referirnos a ella como la regla o el periodo, o simplemente decimos “tus días” o “la luna”. Alrededor del mundo y a través del tiempo las mujeres han utilizado perífrasis que hacen referencia al color rojo de la sangre, o al hecho de que se trata de algo que sucede una vez al mes para compartir las peculiaridades de este suceso. Recuerdo que en mi adolescencia compartía con mis amigas algunas variaciones, como una especie de código secreto que teníamos entre nosotras. Todas evitábamos llamarle por su nombre, e incluso estábamos obligadas a fingir que no lo teníamos, no nos incomodaba y no nos causaba dolor. Me alegra ver que en 2023 cada vez nos da menos miedo llamar a la menstruación por su nombre.

El ciclo menstrual es un proceso natural y regular por el que pasamos todas las mujeres, los hombres trans y las personas menstruantes. Consta de varias fases y la menstruación es sólo la manifestación física de una de ellas que consiste en el desprendimiento del revestimiento uterino en una sustancia muy parecida a la sangre. Sin embargo, a lo largo de la historia ha estado rodeada de un sesgo de desinformación a causa de diversos factores. El cuerpo de las mujeres y sus ciclos naturales no fueron atendidos con rigurosidad de la ciencia hasta hace relativamente poco tiempo, dando así mucho espacio a la especulación y misticismo. En algunas civilizaciones desde la antigüedad se comenzaron a crear narrativas y rituales alrededor de este suceso que orillaron a las mujeres a sufrirlo como si se tratara de un castigo, de algo sucio o de una señal de impureza. Existen mitos como qué puedes comer durante la menstruación y no engordar, o que si te bañas durante esos días se corta, o incluso que algunos alimentos se pudren si los tocas mientras menstruas. Todos son falsos.

La Dignidad Menstrual es el reconocimiento de que todas tenemos derecho a contar con los recursos y condiciones necesarias para gestionar nuestra menstruación de manera saludable y funcional. Es una mirada integral que reconoce desde el derecho a recibir una educación sensible a las realidades del ciclo menstrual, que no lo contemple únicamente como un aspecto de la reproducción humana y que se imparta a niñas y niños en todas las escuelas para fomentar la comprensión y el respeto. También comprende la obligación del Estado a garantizar el acceso a productos de gestión menstrual a todas las niñas, mujeres y personas menstruantes que los requieran.

En México desde el año pasado la menstruación entró al Congreso, cuando la colectiva Menstruación Digna México presentó su iniciativa y alcanzó su primer gran logro en enero 2022 cuando consiguieron eliminar el IVA de los productos de gestión menstrual. Desde entonces estados como Michoacán, Tamaulipas, Oaxaca, Aguascalientes, Puebla, Jalisco, Colima, Yucatán y Morelos han promovido programas de gratuidad a grupos vulnerables, con justa razón, pues nuestro país sufre de alarmantes cifras de pobreza menstrual. De acuerdo al Programa Higiene Menstrual de UNICEF, en México el 43% de las niñas y adolescentes prefieren quedarse en casa durante su periodo menstrual, el 30% usa papel de baño, el 66% piensa que los baños de sus escuelas están sucios y el 17% se lava las manos sin jabón. Todos estos factores son causa de infecciones urinarias en mujeres y otras enfermedades, también de abstencionismo en clase y deserción escolar que impiden que compitamos en igualdad de oportunidades que los hombres, no sólo en el ámbito educativo también en el profesional. Es por lo que, desde marzo de este año, se ha comenzado a hablar de licencias laborales menstruales para aquellas mujeres que padezcan de dolores incapacitantes.

Las iniciativas desde el Estado, así como las leyes o los programas de apoyo son importantes, pero también lo es abrir la conversación al tema, erradicar tabúes y estigmas, comenzando desde nuestras infancias. Es tiempo de contar nuevas historias y encontrar nuevos nombres, unos que surjan desde la compañía y la responsabilidad compartida. La dignidad menstrual es tarea de todas, todos y todxs. Hablemos de ella de manera informada, haciendo uso de los recursos y estudios que existen hoy en día, pero, quisiera sugerir: conservemos el misticismo. La menstruación es un ciclo que compartimos con la naturaleza, que para muchas mujeres que logran comprenderla y conectarse con ella, es indicador de energía, detonador de proyectos y regulador de vivencias. El ciclo menstrual y la menstruación son parte de la creación de la vida e inevitablemente estarán rodeadas de algo de magia, procuremos que también de comprensión, comunidad y salud.

Diez tips para hablar con tus infancias sobre Menstruación:

  • Procura hacerlo en un espacio de confianza.
  • No te apresures, espera el momento adecuado para tratar el tema.
  • Usa los nombres adecuados para las partes del cuerpo y otros conceptos. Evita eufemismos y diminutivos.
  • Evita caer en tabús, prejuicios y estigmas.
  • Escucha la opinión y las dudas de manera atenta sin hacer menos cualquier preocupación.
  • No generalices, reconoce las diferencias entre los cuerpos.
  • No hagas mención de la apariencia del cuerpo de otras personas.
  • No hay nada malo en la autoexploración. De hecho, el propio cuerpo y las experiencias personales son una fuente recomendable de conocimiento.
  • No tienes que saber todas las respuestas, se vale averiguar o preguntar más tarde a alguna persona experta.
  • Busca bibliografía que pueda ayudarte, aquí unos ejemplos:
    La Regla Mola. Si sabes cómo funciona de Anna Salvia y Cristina Torrón (Menstruita), Barcelona: Montena, 2020.
    Menstruación consciente de Gina Castellano, Barcelona: Grijalbo, 2023.
    La Menstruación: Tu superpoder de Mar Malia y Marina Dogot, publicación independiente, 2021.