Fuente: Gaceta UNAM
Por: Nicolás Gamboa
El Encuentro Latinoamericano de Bordadorxs Punto de Cruce, en el que participaron agrupaciones de siete países, fue organizado por el MUAC
Reunirse a bordar es una forma de resistirse a la violencia y hacer memoria sobre las injusticias, aseguró Juana Alicia Ruiz, coordinadora de la Asociación de Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Mampuján, Colombia, en la primera conversación del Encuentro Latinoamericano de Bordadorxs Punto de Cruce, que durante tres días reunió a representantes de colectivos de siete países en el marco de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia.
En el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), la líder comunitaria y promotora de los derechos humanos sudamericana platicó con Cristina Bautista, madre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, quien también destacó la importancia del bordado colectivo para acompañar las movilizaciones sociales.
“Es importante empezar a bordar por el sufrimiento, hay que escucharnos para compartir nuestras palabras. Yo lo recomiendo a todos los que luchan, porque sabemos que no somos los únicos que sufrimos este tipo de injusticias”, dijo Bautista, quien contó que todos los 9 de abril, fecha del cumpleaños de su hijo Benjamín, borda una servilleta con su rostro o con motivos como flores, frutos y letras.
Mientras las activistas relataban cómo llevan a cabo su trabajo y explicaban algunas de las piezas que trajeron al encuentro, varias de las asistentes, integrantes de agrupaciones de tejedoras de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Nicaragua, El Salvador y México, tomaron bastidor, hilo y aguja para empezar el bordado de una gran obra colectiva, elaborada con el fin de celebrar esta reunión regional.
“Sentarse a bordar es una forma de poder platicar y sanar en colectivo”, comentó Juana Alicia Ruiz. “Estos tapices que cuentan lo que nos ha pasado son una forma de resiliencia y memoria. Nos ha unido el dolor, y con hechos no violentos buscamos romper y combatir la violencia. El arte es bueno porque puede hablar solito”.
Alianzas
En la inauguración del encuentro, la directora del MUAC, Amanda de la Garza, informó que varias obras de los colectivos participantes están exhibidas en la exposición Giro gráfico. Como en el muro la hiedra, abierta al público hasta el 28 de mayo en el museo.
El encuentro Punto de Cruce, agregó, es una reivindicación del derecho a imaginar, y al MUAC le interesa remarcar el carácter político de la práctica del bordado y la posibilidad que brinda para generar narrativas colectivas. “El bordado ha permitido construir redes de resistencia, afecto, acompañamiento, solidaridad y comunidad, a través del cual agentes diversos, atravesados por violencias estructurales, pueden generar otros relatos y velocidades divergentes de las esferas de producción en el capitalismo contemporáneo. Estamos aquí para celebrar esos relatos y seguir tejiendo alianzas en conjunto”.
Por su parte, Lucia Bianchi, integrante de la Red Conceptualismos del Sur, agrupación responsable de la curaduría de la exposición Giro gráfico, expresó que el encuentro fue de tres días de reunión en pro de la transformación. “Dicen que cuando los hilos del destino se cruzan, es para algo y para bien”.
Tres días “cruciales” para El Aleph, que este año analizó el binomio violencia y cultura de paz, dijo Juan Ayala, director del Festival; mientras que Carlos Henríquez Consavi, director del Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador, calificó el encuentro como la celebración de una gran conspiración, sobre todo femenina, aunque masculina también. “Una conspiración por encontrarnos, fruto de un gran esfuerzo de amor por resistir, como los bordados que nuestros pueblos han construido”.
Mariana Gándara, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Ingmar Bergman en Cine y Teatro de la UNAM, destacó la importancia que ha tenido el bordado en las luchas de resistencia femeninas: “Esta actividad, que desde la óptica del patriarcado servía para mantener a las mujeres dóciles y perpetuar la sumisión, les reventó en la cara y se volvió una práctica no sólo de estar juntas, sino de encontrar nuestras voces, de potenciar las luchas; de hacer del bordado mismo un activismo”. A su vez, Bruno Velázquez, titular de la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes, comentó sobre el encuentro: “Es una conspiración que es horizonte y es trinchera desde sostener la resistencia y la construcción de comunidad y convivencialidad”.
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