Fuente: Gaceta UNAM

Requiere la práctica escénica investigación y escritura desde una mirada femenina

Por: René Chargoy Guajardo

La colectiva Medeas. Red de jóvenes investigadoras de la escena fue invi- tada por el Colegio de San Ildefonso a exponer el trabajo que realizan en la construcción de espacios para la reflexión sobre el pensamiento escénico. “Escribir nuestra propia historia” fue el título de la conferencia virtual en la que tres de sus integrantes hablaron acerca de la importancia de visibilizar la creación e investigación escénica de mujeres en México y Latinoamérica.

Liliana HeSant, Rosa Márquez y Yuly Moscosa, núcleo gestor de Medeas, expu- sieron las inquietudes que han enfrentado durante estos dos años y medio de exis- tencia del grupo. Consideraron que al socializar lo que se piensa, comienzan las preguntas que no se hacían por inhibición o miedo. “Hemos constatado que lo grupal es más rico y vital, y nos ayuda a sentir- nos acompañadas”.

Para ellas la idea de la indagación es clave y está en todos los componentes de la práctica escénica, tanto al hacer producción, gestión o logística, como al actuar y dirigir. HeSant planteó que es un proceso vivo que enriquece todo el traba- jo. “Queremos quitarnos esas telarañas mentales de lo que nos han dicho que es investigar, para preguntarnos a nosotras mismas cómo lo hacemos en nuestra práctica escénica; cuestionarnos cómo lo hemos llevado a cabo y de qué manera abordamos nuestros procesos creativos”.

Al mismo tiempo, agregó, se busca valorar la importancia de la escritura como huella y registro de  su  práctica, ya que a lo largo del tiempo la historia y la memoria escénica han sido escritas y socializadas desde una visión masculina. “¿Dónde está la narrativa de las mujeres en la escena? ¿Dónde está el registro desde nuestra mirada?”.

Medeas –que ha participado en varios proyectos teatrales de la UNAM– es una red de casi 90 investigadoras y creadoras. En su plataforma (medeasinvestigadoras. com.mx) se han publicado hasta la fecha 60 textos que tienen en común una mirada y una escritura intergeneracional. Los documentos refuerzan la idea de pensarse en comunidad para comenzar a escribir lo que la colectiva llama “una verdadera historia de las artes escénicas”.

Rosa Márquez apuntó que en la red procuran romper con la inercia a la que se ven sometidas sistemáticamente las mujeres debido a la visión unilateral mas- culina. “Somos Medeas, una generación de ecos y reflejos, ejemplo perfecto de la no sumisión. Adoptamos el nombre de un personaje femenino de la mitología griega que busca su autonomía, alguien que es creadora y crítica”.

Memorias audiovisuales

En su turno, Yuly Moscosa se refirió a las memorias audiovisuales de las actividades que como colectiva han realizado hasta el momento. Hizo énfasis en el proyecto Ecos y Reverberaciones, a través del cual presentan charlas con creadoras e inves- tigadoras con amplia trayectoria.

Reseñó algunos de los más significativos emprendimientos, como la impartición de talleres, laboratorios creativos y se- minarios. Resaltó la organización de dos festivales, uno presencial y otro virtual, en los que reunieron a jóvenes productoras, gestoras y escritoras de la escena.

Descoser la ficción. Una mirada propia es otro de los proyectos que mencionó Moscosa, y en el que se debate sobre las violencias en el teatro y las mejores formas de construir espacios seguros. “Se trata ahora de nombrar los miedos que nos habitan y nos impiden salir de espacios de autocensura. Los hombres han tenido el monopolio de registrar el proceso del recuerdo. Contemos nuestra historia, aprendamos a hacer red y construyamos nuestra propia visión”.

Medea, recordaron las participantes, es reescritura, borrador, palimpsesto, extranjera en su propia tierra.

Finalmente, Liliana HeSant expresó que desean que cada mujer tenga su per- sonal definición de escritura y descubra las fortalezas que la acompañan. “Estamos construyendo una comunidad teatral me- jor de la que encontramos”.