Fuente: Gaceta UNAM

La reconocida artista mexicana guiará este sábado 14 de enero un recorrido por su exposición Gritos, susurros y guiños, en el Museo del Chopo

Por: René Chargoy Guajardo

En el marco de su exposición Gritos, susurros y guiños, la creadora conceptual y multidisciplinaria Teresa Serrano encabezará este sábado 14 de enero un recorrido abierto al público por la muestra en el Museo Universitario del Chopo. En esta exhibición presenta una parte relevante de su producción artística en la que aborda temáticas vinculadas con la violencia de género, la subjetividad femenina, la migración y la ecología.

En cada obra suya hay un cuestionamiento de fondo. Puede que su trabajo genere polémica, pero el hecho de que provoque que el espectador se interrogue, es para ella un premio.

Serrano, quien en diciembre pasado cumplió 86 años, aprendió en el camino que la pintura es un cuestionamiento permanente. “El arte es para eso, sin importar el estilo que se tenga”, comentó en entrevista la mujer que inició su carrera artística a los 37 años, una vez que terminó de criar a sus seis hijos, con la intención de encontrarse, y descubrir sus talentos y redefinir sus intereses más genuinos.

Ahora, el Museo del Chopo acoge una revisión de muchos años de su trabajo, lo que representa una amplia variedad de éste: pintura, escultura, dibujo, instalación y video. Lo mismo se presentan obras de lo que fue su etapa oscura plagada de ausencias –entre estas la más significativa y dolorosa: la pérdida de su madre a los 14 años–, que de su incursión en el minimalismo desde un enfoque feminista, con la peculiaridad de que a sus objetos les agrega espejos, encajes y cerámica para hablar de la mujer y la maternidad. Exorcismos y confrontaciones.

“Mi primera fase fue pintar sobre la ausencia. Ya divorciada me fui a vivir a Nueva York, allí conecté con el arte contemporáneo, fue algo muy fuerte e impactante. Decidí meterme a clases como oyente con artistas, curadores e historiadores del arte, con la idea de informarme un poco más acerca de la diversidad de tendencias artísticas contemporáneas en el medio, incluyendo el performance y la instalación. Así comencé a hacer escultura y a actualizar mis conocimientos sobre el arte”, refirió.

Serrano se remite a su infancia para que se entiendan mejor sus convicciones: “Desde los nueve años de edad mi padre me ponía a leer los titulares de los periódicos los sábados y los domingos, me creó la necesidad de saber lo que ocurría en el país y, sin darme cuenta, acabé siendo ente político. Por lo tanto en mi trabajo hay esa expresión política sobre el feminismo, la violencia y otros temas tan álgidos como el narcotráfico. Mi activismo es desde el trabajo, no soy una activista real, soy una feminista, y como artista acudo a la poesía”.

Explicó sus inicios como artista visual: “Tenía ideas atropelladas, una sobre otra, y las quería reproducir indiscriminadamente. Todo era para mí veloz e intenso, lo que ya a mi edad no existe. Sigo viendo lo que me interesa cuestionar, porque el arte es para hacerse preguntas y dejar en la gente una semilla de cuestionamiento”.

Quien con su obra evoca la subjetividad femenina por medio de símbolos, objetos, palabras y gestos, mira hacia adelante, nunca hacia atrás por el riesgo de convertirse en estatua de sal. Ha pasado por momentos de soledad, tristeza y angustia, los que han quedado plasmados en su primera etapa como artista visual. Hoy en día se celebra a sí misma porque nació en un medio cómodo, al cuidado de un padre que le dio mucho empoderamiento. “Quizá haya sido el primer feminista de este país. Me aplaudo porque no me quedé allí, busqué ser yo y no la hija de Julio Serrano… Doy gracias a la vida por la suerte de pensar, de cuestionarme y poder materializar lo que más me inquietaba”.

Gritos, susurros y guiños permanecerá abierta hasta el 23 de febrero. En la exposición busca dialogar con los espectadores sin trampas retóricas, con voz propia, a fin de que éstos se planteen muchas cosas que exigen respuestas claras, nada ambiguas. “Me encantaría que se cuestionen, que miren atrás del objeto y obtengan respuestas. También vale incomodarse”.

La curadora de la muestra es Karen Cordero. “Ella conoce mucho mi trabajo, sabe lo versátil e inquieta que soy y que me muevo de un tema a otro. Con mucha inteligencia creó cinco módulos donde hay una obra que hace de hilo conductor de uno al siguiente. Son objetos distintos que hablan de cuestiones diferentes: jardines, encajes, espejos, úteros…”, que son expresa manifestación de su trabajo poético y de su visión profundamente feminista.

El recorrido guiado por la exposición será a las 13 horas este sábado 14 de enero. La entrada es libre.