Fuente: Gaceta UNAM

Según Patricia Olamendi Torres, doctora en Derecho por la UNAM, 98 % de los casos de violencia contra las mujeres no recibe ninguna sanción

Como la peste, los feminicidios siguen cobrándose cada vez más víctimas en nuestro país y causando dolor, ira e impotencia a los familiares y amigos de cada una de ellas, y desconcierto e indignación en algunos sectores (no todos) de la sociedad. ¿Qué factores inciden para que esta tara social crezca día a día en una espiral de locura y barbarie?

“Yo visualizo tres: el clima machista que prevalece a pesar de los esfuerzos hechos para erradicarlo, la impunidad que se alimenta con discursos contrarios a los derechos de las mujeres y un contexto de violencia generalizada que se ha dado a partir de que el crimen organizado –para el cual las mujeres somos meras mercancías– ha ocupado varios territorios”, señala Patricia Olamendi Torres, doctora en Derecho por la UNAM, directora del Instituto de Formación de Justicia y Derechos Humanos, Premio Nacional de Jurisprudencia 2017 y electa por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas como experta en temas de discriminación.

En cuanto al machismo, parecería que ha reaccionado con más violencia y crueldad ante las exigencias de igualdad y respeto que hacen las mujeres… Por lo que se refiere a la impunidad, cabe decir que, según la experta, 98 por ciento de los casos de violencia contra las mujeres no recibe ninguna sanción.

“Y en relación con el crimen organizado, dos de sus negocios más lucrativos son la trata de personas y la explotación sexual, sobre todo. México ya está catalogado como uno de los tres países donde se ejerce más la trata de personas con fines de explotación sexual y prácticamente ya es la primera nación productora de pornografía infantil”, agrega.

Sin acción real

En opinión de Olamendi Torres, en lo que va de este sexenio no se ha visto ninguna acción real que tenga como objetivo atacar decididamente el problema de los feminicidios en México.

“Al contrario, se ha recrudecido más con la ausencia de políticas públicas y respuestas institucionales eficaces frente a la violencia contra las mujeres. En este sentido, el movimiento feminista, el movimiento social más importante en el país en estos momentos, representa una tabla de salvación para este sector de la población. Lamentablemente, hasta la fecha, el feminismo no cuenta con el acompañamiento social que las mujeres esperaríamos. Su lucha por la vida y la seguridad de las mujeres debería motivar a toda la sociedad a ofrecerle su respaldo. Pero no es así. Diversos sectores continúan siendo cómplices del machismo, la violencia y la protección que gozan quienes la generan. Ante esta realidad apabullante es necesario reflexionar acerca de qué tipo de sociedad tenemos y, también, preguntarnos qué ocurre con el sistema de justicia, que no ha estado a la altura de las circunstancias.”

La experta considera, además, que el problema de los feminicidios ya afectó los derechos de las mujeres, porque ahora éstas no pueden salir de casa con la certeza de que regresarán con bien, ni transitar por las calles con seguridad.

“Hace unos días, a propósito de la muerte de Debanhi Escobar, el fiscal general de Justicia de Nuevo León dijo, con una falta de tino inaudita, que la mayoría de las jóvenes desaparecidas salen de su casa voluntariamente… Pues sí, salen porque deben ir a estudiar o a trabajar, o quieren ver a sus amigas o a su novio, o porque simple y sencillamente sienten la necesidad de divertirse. Todo esto es parte de sus libertades. Pero hoy en día sus libertades están amenazadas porque no saben si volverán vivas a su hogar. El caso de Debanhi es uno más entre miles. En México han desaparecido, en los últimos tres años, cinco mil mujeres, en promedio, cada año. La mayoría de ellas tenía entre 12 y 18 años de edad… ¡Y las autoridades recurren al mismo discurso de los 50, 60 y 70: que si una chica desapareció es porque se fue con el novio! Vivimos en un clima de desamparo, de ausencia total de protección de nuestra vida, nuestra dignidad y nuestras libertades.”

Finalmente, Olamendi Torres dice estar convencida de que, mientras se piense que el feminismo es un movimiento creado “para molestar al ciudadano presidente” o un arma de la derecha o cosas así…, y no haya recursos para las instancias de protección de las mujeres, la situación seguirá igual o peor.