Fuente: Zona Docs

Georgina Romero, colaboradora de la Dirección de Educación para la Igualdad de la Coordinación para la Igualdad de Género en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que las pedagogías feministas buscan que la academia y la vida común “estén interrelacionadas” en la búsqueda de una vida mejor: “deben de dar las herramientas, una formación humana, ética y responsable. Ahí es donde las pedagogías feministas se presentan”, manifiesta.

En ese sentido, reconoce que estas nociones incomodan al sistema androcéntrico, ese que plantea una visión masculina del conocimiento y que pone a los hombres al centro como sujetos de referencia.

Por esta razón, para Rosario “siempre ha sido clave visibilizar el trabajo de las mujeres”, incorporar, por ejemplo, a sus planes de estudio textos escritos por mujeres, pues reconoce que sus colegas y amigas antropólogas o sociólogas -sus campos de estudio-, “tienen investigaciones increíbles” que deben ser leídas, compartidas y reconocidas.

El lenguaje inclusivo ha sido también clave en su quehacer como docente en las aulas, incluir y nombrar a todas, todos y todes, resulta un elemento crucial a la hora de enseñar en clase, pues reconoce que respetar la identidad de todas las personas es una práctica básico no sólo del feminismo, sino también para generar espacios seguros, incluyentes y de diálogo respetuoso.

Diversa, libre y antipatriarcal son las tres palabras con las Victoria Ruíz describe su tarea como maestra feminista.

En su quehacer como docente ha impartido clases de español, literatura, expresión oral y escrita en los niveles de secundaria y preparatoria desde hace quince años. También, se identifica como una mujer feminista e integrante de la Red.

Si bien, entrelazar el feminismo con la educación puede llegar a ser todo un reto, Victoria encontró una forma de visibilizar, lo que en su opinión, debe de ser planteado y cuestionado en los salones de clase, a través de “herramientas, libros, autoras, otras voces que hablan desde otras perspectivas o realidades”, más allá de modificar el punto de vista de los, las y les alumnes, algo que considera “incorrecto y poco ético”.

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